"...Querido abuelo Joan,

 Justo ayer era el día de tu santo.

 Justo esta fue una fiesta que la abuela, tu esposa Teresa, como la llamabas en las cartas desde la prisión de Can Mir de Palma, nunca volvió a celebrar después de tu desaparición en enero de 1937, cuando por la noche y con alevosía los asesinos fascistas te sacaron de prisión y con toda la ironía y brutalidad, te «dieron la libertad» llevándote a Porreres con otros compañeros y compañeras, para asesinaros y haceros desaparecer.

 La desaparición forzosa está considerada como uno de los más graves crímenes de lesa humanidad.

 Hoy quiero recordarla a ella, mi abuela, la abuela Teresa, sufridora en silencio de la barbarie fascista que asoló nuestro país..."