En España, alrededor del 5 % de los accidentes de tráfico están relacionados con los medicamentos y, en la mayoría de los casos, la persona desconoce el efecto del medicamento en la capacidad de conducción. Una de las tres principales causas de los accidentes es «el error humano» que engloba la fatiga, somnolencia, la inexperiencia, un momento de distracción, los comportamientos arriesgados al volante (exceso de velocidad, incumplimiento de las normas, etc.), pero también el estado de salud del conductor, la ingestión de alcohol, drogas ilícitas y algunos medicamentos.
Algunos medicamentos, incluso los que no precisan receta médica, pueden disminuir su capacidad para conducir de forma segura.
Hay que prestar atención a los siguientes efectos adversos:
Los medicamentos pueden afectar a la conducción a dos niveles principales:
Sin embargo, la relación entre medicamentos y conducción puede ser también positiva al controlar ciertos síntomas de la enfermedad del paciente (por ejemplo, los antieméticos pueden detener náuseas y vómitos invalidantes para el conductor).
Todos estos efectos pueden variar de un trabajador a otro según sus características particulares. Debe tenerse mayor precaución según la edad del trabajador, al inicio del tratamiento y, en el caso de algunos fármacos del sistema nervioso central (como las benzodiacepinas de acción larga) por la somnolencia residual que generan a primera hora de la mañana.
Los grupos con un mayor efecto en la conducción son:
¡RECUERDE, CONDUCTOR PROFESIONAL!
Al volante no automedicarse y consultar para que el profesional sanitario pueda valorar la posibilidad del medicamento que menos influya sobre su capacidad de conducir.