Paisaje
Esta región ofrece un paisaje lleno de singularidades, con una gran diversidad ambiental que favorece la riqueza biológica: islotes, acantilados calcáreos, relieves y formaciones cársticas, bosques, calas, barrancos torrenciales, etc.
El litoral de es Amunts comienza en cala Salada y le siguen calas, playas y espectaculares acantilados hasta llegar a la cala de Sant Vicent. Si nos sumergimos descubriremos suelos rocosos alternados con suelos arenosos, donde podemos encontrar las praderas de Posidonia oceánica -una fanerógama endémica del Mediterráneo con un importante papel ecológico en su entorno-, la Cymodocea nodosa y las comunidades de coralígeno y algas fotófilas.
En este paisaje litoral podemos descubrir un rosario de islotes: la isleta de Cala Salada, ses Margalides, la isla Murada, la isla d'Encalders, sa Guardiola, s'Escullat, donde viven comunidades vegetales y especies animales de gran interés científico y ecológico.
Los paisajes de acantilados marinos de ses Balandres, cala d'en Sardina, Albarca, Rubió, s'Àguila y na Xemena albergan también comunidades florísticas y faunísticas de elevado valor ecológico. Conviven especies y comunidades vegetales endémicas, con colonias de aves marinas, como el virot (Puffinus mauretanicus) y las rapaces, como el halcón peregrino o el halcón de Eleonor.
El medio forestal presenta un estrato arbustivo de romero y brezo con una cubierta arbórea de pino blanco. En los valles, tradicionalmente el hombre ha desarrollado la actividad agrícola, cultivo de cereales, legumbres y árboles como algarrobos, almendros, higueras, vid y albaricoqueros. Destacan los espacios rurales del llano de Sant Gelabert, el llano de Corona y el llano de Albarca.
Aún perduran la variedad de especies y de sistemas de cultivos tradicionales que se abastecen del nacimiento de las aguas de es Broll. Estos usos han evolucionado dando lugar a nuevas oportunidades, como la viticultura, la elaboración de aceite de oliva o los cultivos de especies aromáticas.
Respecto al paisaje del agua, es Amunts recogen las precipitaciones más abundantes de Ibiza. La naturaleza calcárea de las montañas, los pinos, los bancales y los campos de cultivo contribuyen a que el agua se infiltre lentamente hacia los acuíferos que alimentan los pozos y las fuentes.
El llano de Albarca y el de Corona, con formas más o menos redondeadas y cubiertas de arcilla roja impermeable, actúan como zonas de acumulación de agua. La red de torrentes es densa: en esta región nacen el río de Santa Eulària y los torrentes de Fruitera, Buscastell, sa Cala, Balansat, Benirràs y Xarraca, entre otros.