Diagnóstico, tratamiento y resultados de la hipoacusia neonatal

DIAGNÓSTICO

El especialista en otorrinolaringología decidirá cuál o cuáles de las siguientes pruebas son las adecuadas para el estudio diagnóstico, previa exploración física. Todas estas pruebas son indoloras para el bebé:

  • Potenciales evocados auditivos de tronco cerebral (PEATC): estudio de la actividad eléctrica del oído interno y de la vía auditiva (de la cóclea al tronco cerebral) en respuesta a estímulos sonoros de diferentes intensidades. Los estímulos se emiten a través de unos pequeños auriculares colocados en los conductos auditivos y la respuesta es recogida por unos pequeños electrodos adhesivos.
     
  • Potenciales evocados auditivos de estado estable (PEAee): registro de la actividad que genera la vía auditiva. Permite la valoración de la audición a diferentes frecuencias e intensidades. Los estímulos se emiten a través de unos pequeños auriculares colocados en los conductos auditivos y la respuesta se recoge por unos pequeños electrodos adhesivos. Esta prueba requiere que el niño esté dormido o relajado.
     
  • Otoemisiones acústicas (OEA): la prueba consiste en colocar un pequeño adaptador en el oído del bebé, a través del que se emiten unos sonidos y se recoge la respuesta generada por la parte interna del oído (células ciliadas externas).
     
  • Timpanometría: estudia las variaciones de la elasticidad del tímpano y la movilidad de los huesecillos del oído medio, valorando la posible presencia de moco. Se coloca un pequeño adaptador en el conducto auditivo que, tras someter al oído medio a variaciones de presión sonora, recoge la respuesta.
     
  • Audiometría comportamental: esta prueba es indispensable para el estudio auditivo del niño o niña. Su objetivo es la detección de respuestas del niño al sonido. Se realiza acorde a la edad y características de cada uno y se clasifica en dos categorías:
    • Audiometría por observación del comportamiento: detección de respuestas involuntarias (reflejos) del bebé al sonido como cambios en la respiración (dejar de respirar unos segundos), en la succión del chupete, cierre de los párpados, giro de los ojos o la cabeza o movimientos de las extremidades. Se usan diversos sonidos de frecuencias i intensidades conocidas producidos por juguetes sonoros, instrumentos musicales, ruidos de animales, voz humana, ruidos generados por un audiómetro… Generalmente se realiza durante los primeros 6 meses de vida.
       
    • Audiometría condicionada: a partir de aproximadamente los seis meses se intenta condicionar al niño o niña al sonido mediante un estímulo visual. Se emite un sonido a través de un audiómetro y se enseña al niño que cuando lo oiga gire la cabeza hacia el juguete que se ilumina y se mueve.

A los 18-24 meses se inicia la utilización de un refuerzo motor en lugar del estímulo visual. Por ejemplo, cada vez que el niño o niña oye un sonido aprieta un pulsador que mueve un juguete o unos dibujos animados.

Entre los 2-3 años se empieza a usar el juego: cada vez que el niño o niña oye un sonido tiene que realizar una acción, como tirar piezas en una cesta, colocar piezas de un puzle.
 

El bebé debe estar diagnosticado a los 3 meses de edad
 

TRATAMIENTO

Una vez que al bebé se le diagnostica sordera se inicia el tratamiento de forma precoz, antes de los 6 meses de vida, con el objetivo de facilitar el acceso temprano y natural al lenguaje oral y así evitar o reducir los efectos secundarios que pudiera ocasionar un retraso en la adquisición del lenguaje, y favorecer que el niño o niña tenga un buen desarrollo dentro de la normalidad.

  • Prótesis auditivas como los audífonos e implantes cocleares. (Más información aquí)
  • Logopedia para la estimulación y/o desarrollo del lenguaje.
  • Asistencia a las familias, ya que tienen un papel central en el crecimiento y educación de su hijo o hija. Es importante para facilitar la adaptación y la adquisición de recursos para el cuidado del niño o niña. 

El tratamiento debe iniciarse antes de los 6 meses de vida

 

RESULTADOS
 
2012
2013
2014
2015
2016
2017
2018
2019
2020
2021
2022
Número de nacimientos
11.020
10.513
10.642
10.597
10.586
10.284
10.223
9.576
9.345
9.413
8.925
Recién nacidos cribados
10.580
10.095
10.227
10.204
10.164
9.897
9.983
9.490
9.221
9.311
8.823
Cobertura (1)
88,43 %
96,02 %
96,10 %
96,29 %
96,01 %
96,42 %
97,65 %
99,18 %
98,79%
99,03%
98,95%
Recién nacidos con factores de riesgo
8,26 %
7,57 %
6,14 %
6,66 %
9,30 %
9,63 %
7,66 %
8,90 %
9,00%
7,14%
7,00%
Recién nacidos que pasan la primera exploración
94,73 %
93,22 %
93,47 %
92,53 %
92,45 %
92,05 %
90,97 %
93,51 %
94,51%
94,45%
93,58%
Recién nacidos que pasan el cribado
97,94 %
96,63 %
97,31 %
98,04 %
98,03 %
98,18 %
99,15 %
99,49 %
99,27%
99,45%
99,44%
Recién nacidos pasados a diagnóstico
30
24
30
14
26
28
18
14
15
18
17
Audición normal
8
8
5
2
9
11
5
2
7
4
2
Diagnóstico no hecho
5
3
4
5
3
2
5
0
3
5
6
Diagnóstico de sordera
15
11
17
6
13
15
8
12
5
9
7
Incidencia sordera (2)
1,57 ‰
1,21 ‰
1,86 ‰
0,65 ‰
1,48 ‰
1,51 ‰
0,80 ‰
1,26 ‰
0,54%
0,96%
1,02 ‰

(1) Cobertura: porcentaje de bebés cribrados del total de recién nacidos en las Islas Baleares.
(2) Incidencia: porcentaje de bebés con sordera en las Islas Baleares en un año determinado.