Planes y diagnósticos

Una de las primeras funciones de la OIE fue la de elaborar un plan estratégico que definiera los ámbitos concretos en los que había que centrar el esfuerzo inversor. En esta tarea no se partía de cero, sino que se tomó como referencia los documentos diagnósticos y programáticos que ya existían y que son fundamentalmente los siguientes:

Además de estos documentos, el plan estratégico también se soportó en el repositorio de proyectos recopilados por el Govern desde julio de 2020 a propuesta de las diferentes administraciones y otros agentes implicados en este proceso colectivo de reflexión y prospección, e irá incorporando también las propuestas de inversión que se pueden presentar a través del formulario de presentación de propuestas disponible en esta web.

En la definición de la estrategia, la primera cuestión que hubo que abordar fue concretar cuáles eran los ejes estratégicos que deben orientar las inversiones que se impulsarán, las cuales, por un lado, deben contribuir a la recuperación económica y social de los efectos de la pandemia, y por el otro, deben configurar un nuevo modelo que garantice la competitividad y la sostenibilidad de la economía balear a la vez que el bienestar de toda la ciudadanía de las Illes Balears en las próximas décadas e incluso en las siguientes generaciones.

El futuro de la economía balear pasa por la transformación y la apuesta por la sostenibilidad del sector turístico a la vez que por la reducción de la dependencia y la diversificación de la economía, por un empujón decidido por la innovación y la economía del conocimiento, para poner de relieve la economía de los cuidados (salud y servicios sociales), por la digitalización y por la transición energética, por la movilidad eléctrica y la construcción sostenible o por la agricultura ecológica y la economía circular.

Numerosos estudios avalan este diagnóstico, que la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19 ha hecho todavía más evidente. Pero hay que aterrizar estos análisis estratégicos sobre la economía y, basándose en el Pacto de reactivación y diversificación de las Illes Balears, en el Plan de recuperación, transformación y resiliencia del Gobierno de España y en el Plan de recuperación para Europa, concretar cuáles son los ámbitos en los que deben priorizarse las inversiones que efectivamente se quieren financiar con los fondos Next Generation EU o con otras fuentes de financiación.

Por eso, hay que acertar en la definición de los criterios de selección para que las inversiones que se decida impulsar se adecúen a las líneas estratégicas marcadas: proyectos muy pensados, con capacidad de tracción y que respondan a los propósitos que se quieren lograr.

Además, es imprescindible que los proyectos seleccionados cuenten con un retorno esperable positivo en términos económicos, sociales y/o medioambientales, razón por la que deberán ser proyectos que tomen en consideración la rentabilidad económica y social en el medio y largo plazo y que faciliten la creación de puestos de trabajo de media y alta calificación.

El leitmotiv fundamental de estas inversiones estratégicas deberá ser el aumento de la productividad de la economía regional, que ha registrado una caída pronunciada en las últimas dos décadas y que es la piedra angular para garantizar un futuro próspero.