Una de las características definitorias de la insularidad es la limitación del territorio lo cual tiene un efecto inmediato en el problema de la vivienda y el alojamiento. Actualmente las Illes Balears tienen una densidad de población de 244 habitantes por Km² lo que las sitúa en el quinto lugar de las 17 comunidades autónomas y de las 2 ciudades autónomas con mayor densidad de población.
La falta de suelo, derivado del hecho insular, y el crecimiento demográfico, un crecimiento de 126,29% en 50 años que sitúa a Baleares en la provincia con mayor crecimiento de España en estos años, ha dado lugar a la exclusión de los segmentos de población más vulnerables para acceder a una vivienda por el elevado precio de mercado de la misma.
La actuación contempla la continuación de las promociones de edificios residenciales, están previstas: 60 viviendas en Ibiza; 35 viviendas en Es Castell, Menorca, y 17 viviendas dotacionales en la isla de Formentera. También se prevé el análisis y redacción de proyectos de otras promociones para incrementar la oferta de vivienda protegida en las Islas.
Las viviendas incluyen sistemas bioclimáticos pasivos para reducir al máximo la pobreza energética, con una demanda conjunta de refrigeración y calefacción inferior a 15 kWh/m²x año, y priorizan en lo posible el uso de materiales de bajo impacto ambiental, preferiblemente locales, para reducir las emisiones totales durante su ciclo de vida completo. Además, como medidas de circularidad, por un lado, se prioriza la durabilidad, la flexibilidad de uso y la reutilización, y posteriormente su reciclaje, y por otro se fomenta la transición ecológica del tejido industrial local y de las economías locales.