LAS ZONAS ERÓGENAS

 

En el erotismo juega un papel importante la estimulación de ciertas zonas corporales preparadas para responder con facilidad a la estimulación sexual. Estas zonas se denominan zonas erógenas. Podemos diferenciar dos tipos de zonas erógenas, respecto a los estímulos que provienen de la piel y las mucosas:

  • las primarias (genitales y perineo)
  • las generales (resto del cuerpo)

Todo nuestro cuerpo es una gran zona erógena, tan grande como nosotros queramos dejarla ser. Hablar de estimulación sensorial y reducirla a la piel y a los genitales supone una visión limitada de nuestra capacidad de disfrutar del placer sexual.

El cerebro es un órgano esencial si de lo que se trata es de erotizar

Los estímulos, a través de todos los sentidos, con toda su gama de posibilidades —imágenes, olores, sabores, sonidos, tacto (movimientos, caricias, calor, frío...)— tienen una gran capacidad de erotizar.

Cada persona tiene preferencia por unas determinadas zonas erógenas

Cada persona sabe lo que más le gusta, las zonas que para ella son más erógenas, la secuencia de las caricias y el ritmo en la estimulación que le hacen sentir más a gusto, más relajada y más receptiva a la estimulación.

Para disfrutar de cualquier tipo de estimulación necesitamos darnos permiso para sentir placer y disfrutar del juego sexual. Es preciso dejarnos llevar

La estimulación de una zona considerada erógena tiene diferentes resultados; ello depende de:

  • las ganas y gustos de la persona que es estimulada
  • la actitud y habilidad de la persona que estimula

LAS ZONAS ERÓGENAS PRIMARIAS FEMENINAS: VULVA, VAGINA, CLÍTORIS Y PECHOS  

La vulva está constituida por las partes del aparato genital femenino que son visibles. En ella se concentran muchas terminaciones nerviosas y, por eso, al ser adecuadamente acariciadas, producen una sensación muy placentera. En la vulva (figura 1) se diferencian una serie de estructuras anatómicas, todas ellas implicadas en el placer sexual.

Figura 1: Vulva



La vagina es un conducto elástico que se extiende desde el vestíbulo vaginal hasta el cuello del útero. La medida es de 8 a 11 centímetros y, cuando se dilata, puede aumentar su longitud entre 3 y 4 centímetros. Está rodeada por los bulbos del vestíbulo vaginal y por las raíces del clítoris (figura 2).

En la vagina se localiza el punto G. Este punto fue descubierto por el ginecólogo alemán Ernst Gräfenberg. Es una pequeña zona eréctil, situada en la pared anterior de la vagina, a unos 3-5 centímetros del orificio vaginal. En esta zona se localiza la zona denominada próstata femenina, formada por la esponja uretral y las glándulas de Skene. Esta zona aumenta su medida con la excitación y es en ese momento cuando, al presionarla, puede producir placer.

El clítoris es el órgano eréctil de la mujer (se dilata durante la excitación sexual). Es el único órgano del cuerpo femenino que no tiene otro propósito que dar placer. Tiene más terminaciones nerviosas que cualquier zona del cuerpo (incluida la vagina). Es una zona muy sensible, de gran importancia en la excitación y el orgasmo.

Figura 2: el clítoris

Contrariamente a lo que suele pensarse, la medida total del clítoris no se limita únicamente a la parte visible (glande del clítoris) cuya medida es de 1 a 3 cm. El clítoris abarca todo el perineo femenino y su medida total es de 10-11 cm. Este órgano forma parte de un sistema integrado por la uretra, la pared vaginal, los bulbos del vestíbulo vaginal, las glándulas de Skene y de Bartolini y la red de nervios y músculos involucrados en el orgasmo. Este sistema trabaja, de forma coordinada, desde la excitación hasta el orgasmo. Por eso la respuesta orgásmica se produce siempre de la misma forma, aunque se puedan tener sensaciones diferentes en tipo e intensidad, indistintamente de cuáles sean las zonas erógenas estimuladas (clítoris, vagina...).

El perineo es la zona situada entre el final de los labios mayores y el ano. En esta zona se localiza el nervio pudendo (que inerva el clítoris, los labios y el ano). Este nervio transmite las sensaciones de placer responsables del orgasmo.

LAS ZONAS ERÓGENAS PRIMARIAS MASCULINAS: EL PENE, EL ESCROTO Y EL PERINEO (figuras 3 y 4)

El pene está situado por debajo del pubis y en él se concentran gran cantidad de terminaciones nerviosas, sobre todo en la zona superior. Está formado por tres columnas de tejido eréctil: dos cuerpos cavernosos (en la parte superior y un cuerpo esponjoso en la parte inferior). En el interior del pene está la uretra que es la vía de salida común de la orina y el semen.

Acariciar el pene suele provocar una gran excitación. El final del pene se denomina glande o capullo y es una zona muy sensible. El prepucio es la piel fina que recubre el glande. No es muy considerado a la hora de mantener una relación sexual, pero estimularlo con delicadeza puede producir placer.

Figura 3: el pene, el escroto y el perineo


El escroto es una bolsa de piel rugosa y delgada que cubre y aloja los testículos. Es también una importante zona erógena.

El perineo es la zona que va desde el final del escroto hasta el ano. En él tienen origen los cuerpos eréctiles del pene. Como en el caso de la mujer, esta zona es importante porque se encuentra el nervio pudendo, que también inerva el pene, el escroto y el ano, y es lo que transmite las sensaciones de placer responsables del orgasmo.

Figura 4: los genitales internos masculinos


El punto P, o punto prostático, está localizado en la próstata (figura 4) y contribuye, de manera clave, al orgasmo masculino. La próstata puede ser estimulada manualmente tanto, de forma interna (a través del ano) como externa (presionando la zona del perineo).

LAS ZONAS ERÓGENAS GENERALES

Además de las zonas erógenas primarias, hay determinadas partes del cuerpo que responden fácilmente a los estímulos eróticos.

Cuero cabelludo
Masajear el cuero cabelludo, además de producir mucha relajación, puede servir también para estimular a la pareja, mientras se acompaña con palabras que conducen a la excitación.
Cuello, cogote, zona de la clavícula, axilas, laterales del tórax y espalda
Acariciar y besar estas áreas produce excitación y una sensación muy próxima al placer.
Pechos
Los pechos femeninos son más sensibles a la estimulación que los masculinos. Muchas mujeres pueden incluso llegar al orgasmo con un masaje en esta zona.
Ojos
Besar la parte de los párpados de los ojos, además de ser una demostración de afecto y confianza, resulta muy estimulante, a causa de los nervios que confluyen en los mismos.
Orejas
A mucha gente le gusta murmurar al oído cosas sensuales. Si se acompaña con un movimiento leve y delicado del lóbulo de la oreja y de la parte de atrás de la oreja, siempre con cuidado, puede producirse una gran excitación.
Labios y boca
La boca y los labios son los primeros órganos que pueden ser excitados con besos y caricias. La lengua está llena de glándulas sensibles. Si la estimulación de los labios con besos es acompañada de caricias y estimulación genital, puede llegarse fácilmente a la excitación y al orgasmo.
Brazos e interior de los muslos
Las extremidades superiores son especialmente sensibles, concretamente la zona que se encuentra en la parte anterior al codo. También es muy sensible la parte interior de los muslos. Un recorrido suave con la punta de los dedos por estas zonas puede ser muy estimulante.
Pies, tobillos y piernas
Los pies están llenos de terminaciones nerviosas. Un suave masaje en la planta del pie, siguiendo por los tobillos y las piernas hasta llegar al interior de los muslos puede ser muy excitante.