Una vez llegamos ahí, nos encontramos con personas de todas las edades, desde jóvenes adolescentes hasta familias con niños pequeños.

Todo estaba decorado con muchos colorines, pusieron música muy conocida que tarareábamos y lo pasamos muy bien.

Una de las cosas que más llamó la atención de nuestras personas residentes fue la instalación del “Punto lila”, por lo que decidimos ir a preguntarlo.

Nos explicaron que su finalidad era la sensibilización y la atención puntual de las violencias machistas y LGTBI-fóbicas.

Una vez acabada la explicación, nos regalaron una camiseta.

Debido al calor que hacía ese día, decidimos ir a tomar un refresco mientras seguíamos escuchando, cantando y bailando canciones sesenteras de la “Flower Power”.