...
18/09/2018
INTERVENCIÓN DE LA PRESIDENTA EN EL DEBATE SOBRE LA ORIENTACIÓN POLÍTICA GENERAL DEL GOVERN 2018
INTERVENCIÓN DE LA PRESIDENTA EN EL DEBATE SOBRE LA ORIENTACIÓN POLÍTICA GENERAL DEL GOVERN 2018
Presidente,
Diputados,
Diputadas,
 
Han pasado más de tres años desde que me dirigí por primera vez a este Parlament y a toda la ciudadanía como presidenta de las Illes Balears. Entonces les dije que el único camino de éxito hacia el futuro era el del progreso social. El de la política para todos, empezando por los que más necesitaban nuestro apoyo.
 
Les dije entonces que necesitaba el acuerdo y la colaboración de todos. Que pactaría con todos. Que este Pacto que está transformando las Illes Balears escucharía sin complejos ni prejuicios y trabajaría para devolver las instituciones y la política a los ciudadanos. Sin dejar a nadie atrás, sin ignorar a nadie, sin renunciar a ninguna idea ni a ninguna voz.
 
Entonces les decía que el Parlament y los ciudadanos a los cuales representa serían el centro de la política, que los necesitaba a todos, sin excepción. A los que desde Podem, Més per Mallorca, Més per Menorca, Gent per Formentera y el Partit Socialista apoyoban el programa consensuado para gobernar y a los que, desde la oposición, tenían que enriquecerlo con la crítica, con la propuesta. Más de tres años después vuelvo a dirigirme a los ciudadanos y ciudadanas de esta tierra para dar cuenta del trabajo hecho y de lo que queda por hacer.
 
Y quiero empezar expresándoles mi más sincero agradecimiento por lo que, entre todos, hemos conseguido. Un agradecimiento que, de manera especial, quiero hacer llegar a todos los grupos del Pacto, sin los cuales nada habría sido posible. Y que también quiero hacer extensivo al ejecutivo, a los consejos insulares y a los ayuntamientos. Juntos, desde el diálogo continuado con la ciudadanía, estamos transformando esta sociedad. Soy consciente de que todavía nos queda mucho por hacer. Por eso les quiero transmitir mi determinación para seguir trabajando unidos para seguir construyendo unas Illes Balears más fuertes, en las cuales la vida siga mejorando para todos los ciudadanos y ciudadanas. Porque estamos convencidos de que el futuro será una historia de éxito si lo seguimos edificando juntos.
Juntos hemos vivido momentos que hacen que estos tres años hayan valido la pena. Juntos, con el consenso de todos, aprobamos en esta cámara una Ley de Fosas que nos está permitiendo reconciliarnos con nuestro pasado, para afrontar más unidos que nunca lo que tiene que venir.
 
En esta cámara hemos visto nacer algunas leyes que expresan lo mejor de lo que somos. Aquí, hace pocos meses, aprobamos por unanimidad la Ley del Tercer Sector. Asociaciones que durante años han llegado donde nadie más llegaba celebraron aquel día que podrán trabajar más y mejor para los otros. Eso, señoras y señores, expresa lo mejor de lo que somos: una sociedad que quiere trabajar más y que desea hacerlo unida, una sociedad que quiere ser solidaria, generosa, acogedora. Una sociedad que trabaja intensamente para ser próspera para todos. Sin excepción.
 
En estos tres años, juntos hemos demostrado que hay un camino más allá de la amargura. Que nadie crece más que quien más colabora. Que nadie mejora más deprisa que quien aporta ideas con generosidad y cede para que la consecución sea de todos.
 
En estos tres años hemos conseguido convertirnos en un referente para todo el Estado de este progreso social que, en mi primer discurso como presidenta, definí como indispensable.
 
El espíritu de los partidos que colaboraron para recuperar la memoria de todos, el espíritu de las instituciones públicas y las asociaciones solidarias que celebran poder trabajar más para los otros es el mismo que impulsa a nuestros empresarios y nuestros sindicatos a compartir la prosperidad, a firmar convenios colectivos con subidas salariales de hasta el 17%, como el de hostelería. Son acuerdos que dejan claro que la riqueza es de todos y para todos, y que estamos decididos a seguir creciendo juntos. Al mismo tiempo. Unidos.
 
Por eso les doy las gracias a todos: a todas nuestras asociaciones, a nuestros empresarios y trabajadores, a los miles de ciudadanos que cada día hacen que estas islas sean más justas, más equitativas y prósperas.
 
Y por eso, desde la humildad de quien sabe que todavía nos queda muchísimo por construir y mejorar, que todavía tenemos retos enormes por superar, les pido que mantengan el pulso, que sigan trabajando junto con el Govern. Que sigan aportando, pensando, analizando de manera crítica, convirtiendo las ideas en verbos y los verbos en acciones.
 
Desde el Pacto trabajamos para mejorar la vida de todos. Desde el diálogo hemos demostrado que nada es imposible para una sociedad que trabaja unida, que ha pasado página. Una sociedad que ya no decide desde el miedo, el individualismo y la derrota, ni piensa en culpables a quién cargar injustamente la factura de toda una crisis.
 
Hoy pasamos página para dejar atrás una sociedad que rescataba las finanzas de algunos bajando los salarios de todos, para avanzar por un camino en el cual el mayor crecimiento económico del Estado, el de estas islas, se convierte en mejores sueldos para todos en Menorca, Ibiza, Formentera y Mallorca.
 
Hoy pasamos página de una sociedad que desahuciaba a familias enteras para progresar juntos con el mayor plan de construcción de vivienda pública de nuestra historia.
 
Hoy pasamos página de una administración en retirada que renunciaba al futuro despidiendo profesores para crecer con estos maestros que en algún momento nos marcaron a todos y que ahora son más importantes que nunca.
 
Hoy pasamos página de una sociedad que alimentaba brechas salariales y sociales cada vez más mayores para acelerar hacia políticas que nos conducen hacia la igualdad irrenunciable que piden las mujeres y hombres de estas islas.
 
Hemos dejado atrás una sociedad que recortaba derechos y servicios esenciales para dotarnos con ambición de una estructura pública con más personal sanitario, con más inversión educativa y social y, sobre todo, con más conciencia de que nuestros servicios públicos son nuestra mayor fortaleza, nuestra garantía de equidad.
 
Hoy pasamos página para mirar sólo hacia adelante. Y juntos.
 
Porque, señores y señoras, si hemos conseguido todo eso, y mucho más, en sólo tres años de esfuerzo compartido, ¿qué no conseguiremos en las décadas que vendrán?
 
Tenemos en nuestras manos construir un futuro en el cual yo veo la innovación como una fábrica de oportunidades. Un futuro en el cual la investigación y la formación sean fuentes inagotables de bienestar y riqueza. Un futuro basado en la certeza de que el esfuerzo se recompensa siempre con mejores salarios y una vivienda digna.
 
De nuestra perseverancia está naciendo una comunidad que no deja a nadie atrás, una comunidad en la que los emprendedores nos tienen a su lado y los jóvenes no tienen que buscar escapatorias para encontrar, aquí y ahora, proyectos a la altura de su talento, de sus deseos y de la formación que entre todos les hemos dado. Un futuro en el que la mitad de la población, las mujeres, dejen de ser discriminadas simplemente por el hecho de ser mujeres.
 
En este futuro, la esperanza de vida es siempre sinónimo de calidad de vida, en una tierra que apoya a las personas mayores, que reconoce su legado y su sacrificio con una mejor atención y ninguna carga en forma de copago.
 
Estamos construyendo entre todos unas islas sostenibles, las mismas que han multiplicado su producción de energías renovables en estos tres años, las mismas que en esta cámara aprobarán una ley de cambio climático y transición energética que ya nos sitúa en la vanguardia de Europa y, sobre todo, nos garantiza un cielo limpio para todos y una herencia digna para nuestros hijos.
 
En las Illes Balears que dibujamos hay lo mejor de nuestro entorno, preservado, recuperado, cuidado, como el patrimonio colectivo que es.
 
En esta sociedad inclusiva, solidaria y próspera que perseguimos estamos todos, unidos en torno a la idea de que todo lo que hagamos durante nuestra vida mejorará la historia que compartimos.
 
Sigamos escribiéndola juntos. Los éxitos hasta ahora son significativos, pero todavía son mayores los retos que debemos afrontar. No nos asustan.
 
¿Cómo tenemos que temer los retos después de haber dado la vuela a la situación? No podemos tener miedo del futuro cuando no nos hemos resignado en el pasado y hemos derrotado al derrotismo.
 
Cuando llegamos al Govern con un proyecto de progreso para todos, el paro acababa de alcanzar récords y nos decían que era imprescindible una devaluación salarial: se tenía que trabajar más por menos. Hoy tenemos récords laborales, pero no de paro, sino de empleo.
 
Cuando llegamos, en las escuelas había un clima irrespirable y se despedían a profesores a centenares, mientras se abandonaban los centros a su suerte, sin invertir ni en reparar goteras. Hoy andamos unidos con la comunidad educativa pactando un marco que estabilice para siempre nuestro proyecto educativo, invirtiendo en la mejora de nuestros colegios e institutos.
 
Entonces, los conformistas nos decían que era imposible poner más recursos en la educación. Que no había dinero. Que las prioridades eran otras. Imaginen la derrota que suponía esta visión corta, triste y pobre: nos conducían a una sociedad que se fijaba prioridades más importantes que sus hijos. Ya no es así. Ya no volverá a ser así.
 
Hoy sabemos que la educación es la clave. Lo tuvimos claro desde el primer segundo de esta legislatura. Entonces, el presupuesto educativo era de 775 millones. La comunidad educativa pedía mil. Hoy ya les anuncio que el próximo presupuesto para educación y formación superará los mil millones de euros, que seguirán creciendo los próximos años. Porque no hay nada más importante que la educación de nuestros hijos.
 
Igual que nuestra salud y nuestros servicios sociales, entonces condenados a recortes y listas de espera cada vez más largas. Eran imprescindibles, decían. No había más remedio que cerrar los centros de salud por las tardes, parar la Ley de la Dependencia y despedir a miles de profesionales públicos.
 
Hoy vemos que no era cierto: gracias al trabajo constante y a la gestión eficaz hemos vuelto a abrir centros de salud por las tardes, hemos multiplicado la cartera de servicios para rescatar a Menorca, Ibiza y Formentera de su mayor aislamiento, hemos impulsado nuevas residencias y centros de día, y hemos recuperado del olvido hospitales que son parte de la historia íntima de nuestras vidas, como Can Misses, Son Dureta o Verge del Toro, que volverán a ser emblemáticos con actuaciones ya en marcha.
 
Y todo eso en tres años. Tres años en los cuales hemos aprobado una renta social que convierte las ayudas en un derecho y una renta de emancipación para que los jóvenes tutelados tengan una oportunidad de futuro.
 
Tres años en los cuales hemos avanzado hacia la gratuidad de los parkings hospitalarios. Les quiero anunciar que, a partir de este enero, todos serán gratuitos para los ciudadanos, cumpliendo una vez más con la palabra dada.
 
En estos tres años hemos vuelto a convertir la sanidad en universal y nos hemos situado cerca de los profesionales, contratando a más sanitarios y poniendo en marcha unas oposiciones, las mayores de la historia, que permitirán a 5.000 trabajadores obtener una recompensa digna a su entrega diaria por la salud de todos. ¡Era imposible, decían! Y estamos demostrando que no lo es. Y seguiremos haciéndolo.
 
Eso es lo que caracteriza a este Govern y a nuestra sociedad: nunca nos conformamos, siempre queremos ser mejores y nos esforzamos cada día por conseguirlo. Hemos desterrado la complacencia del pasado y, desde la seguridad de lo que ya hemos conseguido, afrontamos con valentía los retos que tenemos por delante. Retos que son muy importantes. Algunos intimidan. Pero todos motivan. Y los superaremos.
 
Nos dice el profesor Michael Sandel, último premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, que “la forma de las cosas no determina cómo tendrían que ser”. Por lo tanto, está en nuestras manos cambiarlas. Tenemos ante nuestro cuatro grandes retos, que están desde hace tiempo presentes en nuestra acción y planificación a corto, medio y largo plazo.
 
Primero: en estos tres años hemos vivido el ciclo económico de más prosperidad de este siglo y sabemos que tendrá continuidad. Así lo confirman nuestras previsiones, las de la patronal CAEB y las de otros organismos económicos y financieros independientes. El reto es ahora aprovechar que la locomotora no se detiene para hacer todavía más de nuestras islas una fábrica de oportunidades. Y así lo haremos.
 
Y para avanzar con más velocidad debemos seguir unidos para conseguir el Régimen Especial y Fiscal que dará el impulso definitivo a la modernización y competitividad de la economía de estas islas. Este es un proyecto de todos, un proyecto que sólo puede retroceder si abandonamos la unidad en el esfuerzo y la comunión en los intereses. No debemos cometer este error. Hemos trabajado intensamente durante años con el gobierno anterior y ahora lo hacemos con el actual. Exigimos lo que exigíamos, porque estamos donde estábamos: en el convencimiento de que la defensa de los intereses de los ciudadanos de las Illes Balears es lo único que nos mueve. Por eso, negociamos con la misma fuerza para alcanzar un acuerdo que dé respuesta a lo que pide toda la sociedad.
 
Segundo: debemos consolidar un modelo en el que esta riqueza que estamos consiguiendo se reparta mejor y llegue a todos. El camino está trazado. Pasa y pasará por la intensa colaboración entre instituciones, empresarios y sindicatos en el marco del Pacto por la Competitividad y el Diálogo Social que nos ha conducido a mejoras salariales históricas.
 
Debemos seguir recorriendo esta senda que nos plantea retos importantes, como la precariedad o la desigualdad, que debemos seguir combatiendo desde el acuerdo, desde el rigor en la gestión y desde un modelo fiscal que ya redistribuye riqueza, con bajadas de impuestos diseñadas a la medida de una clase media y trabajadora que tiene que seguir mejorando su nivel de vida. Debemos profundizar en este modelo, avanzar hacia una sociedad más feminista, en la que las mujeres no se tengan que manifestar por la igualdad que ya tendría que ser real entre todos y todas. Debemos perseverar para hacer de esta una sociedad más justa y equitativa para todos y todas.
 
Tercero: debemos seguir fortaleciendo nuestros servicios públicos. Son nuestra mejor palanca de redistribución de riqueza, una garantía de igualdad y oportunidades para todos. Y para hacerlo debemos invertir más y mejor en educación, sanidad y servicios sociales. Esta apuesta irrenunciable requiere, además, un refuerzo de las plantillas públicas, con más estabilidad, profesionales cada vez más cualificados y recursos suficientes para garantizar la sanidad, la educación, el apoyo social, el cuidado del entorno y una mayor equidad para hacer más inclusiva nuestra sociedad.
 
Y cuarto, pero no menos importante: debemos seguir afrontando los desequilibrios en nuestra comunidad. Debemos progresar hacia una comunidad en la que el acceso a la vivienda esté garantizado. Tenemos que avanzar hacia unas islas más amables con el ciudadano, más respetuosas con el entorno, más atractivas para quien nos visita. Más sostenibles. Y más integradas desde la diversidad de cada isla, con una toma de decisiones cada vez más próxima al ciudadano desde los consejos y ayuntamientos.
 
Todo eso nos pide que el progreso económico y social sea compatible con la recuperación de nuestro entorno. Nos impulsa a ser conscientes de que el transporte colectivo y limpio es la solución para todos, que la red de saneamiento de aguas tiene que estar a la altura, que los plásticos tienen que ser historia y que los combustibles fósiles tienen que dejar paso a la energía limpia.
 
Debemos concienciarnos de que cada árbol es parte de lo que somos, de que cada cala es un trozo de nuestra esencia y de que cada explanada de posidonia arraiga en todo aquello que queremos ser.
 
Como ven, los retos son enormes. Sólo los venceremos con un proyecto solvente, ambicioso y creativo. Y como hemos demostrado, lo tenemos. Hoy les definiré claramente las acciones en marcha, algunas conocidas, otras muy nuevas. Todas en ejecución. Todas en la medida de los cuatro desafíos colectivos que les acabo de enunciar. Les quiero detallar como estamos andando hacia el futuro que soñamos.
 
El primer reto, decía, es seguir aprovechando las fortalezas de nuestra economía para convertirla en una fábrica de oportunidades para todo el mundo. Mejorar el modelo para diversificarlo. Profundizar en aquello que funciona y perfeccionar aquello que no funciona. Generar el contexto propicio para que el talento florezca y las ganas de hacer sirvan para hacer.
 
Nunca hemos tenido un mejor contexto. La solidez de nuestro tejido productivo se refleja en toda una legislatura creciendo por encima de la media española y europea. Sumamos crecimiento sobre crecimiento en todas las islas. Hasta el punto que nuestra economía ha convertido en normal aquello que es extraordinario y ya acumulamos un aumento del PIB del 11,6% desde 2015, muy por encima del registrado en el conjunto del Estado. Eso nos deja en una situación inmejorable: lanzados dentro del ciclo económico más sólido de este siglo y confiados como nunca de que la prosperidad ha llegado para quedarse.
 
Empezando por el turismo. Junto con las inversiones valientes de nuestros restauradores, hoteleros y comerciantes y del esfuerzo formativo y laboral de nuestros trabajadores, hemos desarrollado un modelo en el que la trampa de la cantidad deja paso a la oportunidad de la calidad. Calidad para ofrecer los mejores alojamientos, restaurantes, comercio y variedad de ocio de todo el Mediterráneo. Calidad para mejorar hasta máximos la rentabilidad de nuestras empresas turísticas, empezando por las pequeñas y medianas, las que conforman el 70% de nuestro sector, y llegando a las grandes compañías que hoy llevan el nombre y el conocimiento del turismo de las Illes Balears por todo el mundo.
 
Su esfuerzo es el éxito de todos. Su éxito es el futuro de todos, el trampolín para el resto de sectores. Y tenemos razones para ser optimistas.
 
¿Recuerdan cuando el conformismo de algunos nos llevaba a agarrarnos sólo al turismo de sol y playa? Entonces nos explicaban que hablar de desestacionalización y de alcanzar la temporada era vivir en un mundo irreal. Como ya ven, no era así: este año nuestro turismo ha frenado sus máximos de carga en los meses de verano para crecer en los meses de enero a mayo, cuando no sólo aumentó la cifra de viajeros, sino que sobre todo subió el gasto que hacían en nuestras islas.
 
Eso responde a la visión y al talento de nuestros empresarios y trabajadores, pero también a su coordinación con una estrategia del Govern. Juntos hemos dado publicidad sólo al turismo de los meses de invierno y hemos acercado la promoción a cada destinación, transfiriendo las competencias a cada isla para que puedan apostar por aquello que las hace más competitivas.
 
Ahora los altavoces del derrotismo sólo nos hablan de la recuperación de destinaciones competidoras, sin darse cuenta de que la comunidad que mejor resiste el envite es justamente esta. Este mismo julio hemos vivido el segundo mejor dato de llegada de turistas de la historia: 2,8 millones. Pero no tenemos que caer en la trampa de la cantidad, porque aquello que nos importa es la calidad. Y calidad es un 9% de gasto más por turista este mes de julio, y sobre todo, una subida de la facturación entre enero y marzo de un 13% más.
 
¿Por qué estamos mejor? Porque nuestros empresarios vieron hace tiempo la oportunidad de mejorar su oferta para que ganemos todos. Porque en unas islas donde cada rincón era susceptible de albergar una cama para un viajero, hemos puesto orden en la oferta de alquiler turístico para conducirla hacia la calidad y el aumento de valor añadido. Y porque desde el Govern hemos apostado para definir, de la mano de todo el sector, nuevos productos ligados a nuestro patrimonio, a nuestro deporte, a nuestra naturaleza, gastronomía y cultura.
 
Todo eso está dando resultados. Y lo demuestra el hecho de que los empresarios del mundo hotelero, y ahora también los pequeños y medios restauradores, han acordado aumentar un 17% los salarios de sus trabajadores. ¿Alguien cree que se sumarían a una medida tan importante como la de pagar 3.100 euros más al año a cada empleado, si no la encontraran justa? ¿Y, sobre todo, si no la vieran sostenible para sus empresas?
 
Su confianza en el futuro y en la implicación de sus profesionales nos empujan a hacer más. A trasladar su receta de calidad, formación e innovación a otros sectores, que están haciendo del impulso del turismo y de su ejemplo el catalizador hacia una economía más diversa y sólida.
 
No avanzaremos como sociedad si nos quedamos en lo que ya sabemos hacer. Esta es la certeza que nos impulsa a construir una sociedad que busca nuevas metas. Hemos hecho de la innovación y el conocimiento nuestra mejor oportunidad, abriendo paso al intelecto y a la ilusión. Hemos creado un plan de autoempleo destinado a abrir puertas a nuevos emprendedores. Hemos visto cómo muchos de ellos han puesto sus ilusiones a caminar en la incubadora del Parc Bit. Muchos otros han vuelto a estas islas para fabricar la oportunidad que se les negó en el pasado. Y más todavía, han hecho de la necesidad virtud para reinventar sus vidas y reactivarnos a todos haciendo de la crisis el primer paso hacia el negocio de sus sueños.
 
Había que estar a su lado, facilitarles recursos que demasiadas veces no tenían. Lo hemos hecho multiplicando por diez las desgravaciones fiscales a quien innova y a quien invierte en nuevas empresas. Hoy somos la única autonomía que incentiva a las pymes innovadoras y la que más ha crecido en inversión empresarial en I+D+I.
 
Pero hay que hacer más. Si sus esfuerzos no paran, no debemos frenar los nuestros. Por eso hemos impulsado un decreto que da a nuestras mejores mentes la oportunidad de desarrollar su carrera científica, investigadora e innovadora. Gracias a ellos, construimos una economía donde el conocimiento es nuestro aliado.
 
Así se gana el mañana. En una sociedad de oportunidades, el futuro pasa por explorar los nuevos caminos del presente y para cuidar aquellos que enriquecen a nuestra historia compartida. Pasa por modernizarnos con el primer Plan de Industria de estas islas. 105 millones de euros que nos hacen más competitivos. Un plan que quiere extender el ejemplo de empresas como la menorquina MIBO, una fábrica de zapatos de Es Migjorn que se moderniza para ampliar horizontes; o como Rajoles Huguet, que lleva el diseño de esta tierra a hogares cada vez más lejanos. Esta misma filosofía alimenta nuestro Plan de Internacionalización, que está llevando nuestras galletas, nuestros vinos y quesos, nuestra bisutería o nuestros barcos al resto del mundo.
 
Nuestros industriales y comerciantes son un referente. Han visto como el mundo globalizado les imponía nuevos retos. Como la competencia de las grandes multinacionales les obligaba a asociarse, a especializarse, a modernizar sus canales de venta. A invertir fe, ilusión y energía para contrarrestar el músculo financiero de los titanes del comercio global. No podemos dejarles solos en este afán. No podemos permitir que nuestra identidad, nuestros productos, nuestros pequeños y medianos comercios sean arrastrados por una marea de gigantes tecnológicos que demasiadas veces asientan su fuerza en el trabajo precario.
 
Estaremos a su lado para conseguir que se restablezcan los periodos de rebaja. Nos tienen a su lado con ayudas para aumentar su mercado con nuevas herramientas de venta digital. Y estaremos cerca de los que siempre han estado, implantando líneas de apoyo al comercio emblemático. Porque les necesitamos a todos.
 
Decía Émile Henriot, un reconocido científico e intelectual europeo del siglo xix, que "la cultura es aquello que permanece en una persona cuando lo ha olvidado todo". Lamentablemente, estas islas vivieron demasiado tiempo olvidando la propia cultura. Olvidando lo que sobrevive al olvido. No nos lo podíamos permitir más. Y en esta legislatura nos hemos propuesto dar una oportunidad a lo que somos, a nuestra creatividad y a nuestro talento.
 
Las bases de esta lucha contra el olvido quedarán asentadas así en un plan de cultura, el primero de la historia de esta comunidad. Un plan que protege nuestro patrimonio colectivo y la lengua que nos une, da voz a los creadores y alimenta el genio que atesoran estas islas. Ellos llevan décadas pidiendo auxilio. Me lo recordaron Laura Gost y Jaume Carrió cuando les recibimos para felicitarles por su merecido Goya, que consiguieron después de verse obligados a salir de las Illes. Eso no puede volver a pasar. Debemos cuidar lo que tenemos. Debemos estimular lo mejor que somos.
 
Nace así el Consejo de Cultura y germina el Instituto de Industrias Culturales, que aglutinará a los agentes transformadores de una sociedad que será más diversa en el conocimiento o no será. Y este Govern estará a la altura: para apoyar a nuestros creadores, estableceremos una nueva línea de avales y créditos con 5 millones de euros. Su imaginación debe ser fuente de inspiración para todos.
 
En nuestras raíces está nuestra tierra, nuestra agricultura. Un campo que reverdece con la incorporación a la actividad agraria en los tres últimos años de 300 jóvenes agricultores y ganaderos. Ellos también han derrotado al derrotismo de los que decían que el futuro de nuestro campo era sólo ser parte del decorado turístico. Que cultivar la tierra sólo traía dolor de espalda.
 
No se lo creyeron. Y ahora están creando cooperativas de cultivo ecológico, están recuperando variedades tradicionales y están innovando para multiplicar la producción y hacerla más respetuosa con el medio ambiente. Ellos están montando empresas como Farmers & Co, que, fusionando talento y visión, acerca el producto local de Menorca, Ibiza, Formentera y Mallorca a nuestros ciudadanos.
 
Suyo es el presente, en el que se está desarrollando y consensuando una ley agraria que tiene que devolver al campo el papel estratégico que nunca debería haber perdido. Con esta Ley, y en el diálogo que la enriquecerá en esta cámara, fomentaremos el cultivo de variedades locales, potenciaremos la producción ecológica e incentivaremos el comercio de proximidad y la venta directa.
 
Esta es la garantía de futuro de nuestro sector primario, que será más productivo, moderno y sostenible.
 
Eso es alimentar lo que somos. Eso es arraigar nuestras raíces. Eso es dar una oportunidad a nuestro patrimonio colectivo. 
 
Construimos una sociedad de todos y para todos. Porque sabemos trabajar juntos. Y lo estamos haciendo para conseguir la aprobación de un Régimen Fiscal que haga justicia en las Illes Balears y nos permita convertir la insularidad en un símbolo de identidad y de orgullo, nunca más en un problema.
 
Pronto lo conseguiremos. Como hicimos con el 75%, alcanzado después de años de trabajo conjunto. La unidad de acción nos permite hoy disfrutar de este descuento, que es de justicia. Y motivo de orgullo para todos.
 
Tanto es así, que, quién más, quién menos, se ha hecho suya la consecución del 75%. Y bien está que sea así, porque, quién más, quién menos, ha aportado su granito de arena.
 
Con insistencia, con perseverancia, avanzamos hacia el Régimen Especial. Y, de la misma manera, seguiremos luchando por una financiación que responda con justicia a la solidaridad del territorio más generoso del Estado.
 
No puede ser que la segunda comunidad que más aporta al sistema sea la novena a la hora de recibir y que eso nos deje sin el dinero que merece nuestra sanidad o nuestra educación.
 
No puede ser que los ciudadanos y las ciudadanas de las Illes Balears financiemos servicios a otras comunidades que aquí no nos podemos permitir. Cuando la solidaridad no tiene límite se convierte en injusticia. Es el momento de salir de siete años de parálisis y de reformar el sistema de financiación.
 
Reclamando juntos y trabajando juntos conseguiremos revertir una situación que se arrastra desde hace décadas.
 
Así llegan los resultados. Esta es la clave ahora que afrontamos la recta final de la negociación de un Régimen Especial que cerraremos con el Gobierno del Estado este mes de noviembre.
 
Pero debemos seguir juntos hasta el final, partiendo de los únicos intereses que nos tienen que mover, los de los ciudadanos y ciudadanas de estas islas.
 
Para ellos exigimos lo mismo que nos encomendó todo el tejido empresarial, sindical, social e institucional de las islas: un Régimen Especial que incluya un Fondo de Insularidad con el cual podamos compensar décadas en la cola en inversión del Estado.
 
Un Régimen Especial que incorpore nuevas medidas fiscales para paliar los sobrecostes competitivos de nuestras empresas y el esfuerzo extra que supone para las familias vivir en las islas.
 
Un Régimen Especial que mejore nuestras conexiones, blindando el 75% para siempre y abaratando el transporte de mercancías.
 
Será un Régimen Especial de todos y tiene que convertirse en nuestro gran catalizador, la herramienta para acelerar hacia un futuro mejor.
 
Señoras y señores,
 
Cuando hablamos del segundo desafío, que es lo que ha definido nuestra acción desde el primer instante, cuando hablamos de progreso social y de redistribuir la riqueza, hablamos de empleo de calidad, de contratos estables, de crear puestos de trabajo cada vez más cualificados, mejor pagados. Hablamos de igualdad de oportunidades, remuneraciones y condiciones. Hablamos de profundizar en un modelo fiscal que ha rebajado impuestos para dar respuestas a medida a los problemas de nuestra clase media.
 
Y para alcanzar todos estos objetivos es tan importante la definición de la meta como la estrategia para llegar con éxito. Y esta se resume en una palabra: diálogo. Trabajar juntos exige poner todos los recursos de nuestra sociedad, todas las ideas y el talento al servicio de la mejora de nuestro proyecto compartido. De esta manera, hemos pasado en pocos años de un récord de paro a un récord de empleo, fortalecido con subidas salariales históricas para sectores como la hostelería, la limpieza o el comercio. ¿Alguien cree que eso habría sido posible sin la colaboración entre empresarios y sindicatos?
 
El diálogo está igualmente detrás de un giro que tiene que ser tendencia. Me refiero al acuerdo estatal, impulsado desde las Illes Balears, por el cual se ha conseguido que una reclamación largamente ignorada sea hoy una realidad: la inclusión en el catálogo de enfermedades profesionales de algunas de las patologías que más castigan a las camareras de piso, un colectivo que es ejemplo de sacrificio personal, de dedicación durante décadas al éxito de nuestro turismo. Hoy ellas celebran que se las escuche por fin, cuando realmente lo que les debe esta sociedad es una disculpa por haber tardado tanto.
 
Afrontemos aquel neoliberalismo fracasado que nos aleccionaba con ideas como que el mercado se ajustaba solo y acceder era una responsabilidad individual. No lo era. El paro es responsabilidad de todos. Por eso el Govern ha pasado de los 561 euros que se invirtieron por parado el año 2014 a dispararlos hasta los 2.081 de este año.
 
El resultado de esta combinación de intenso diálogo social y decidida acción pública y privada son los 71.000 puestos de trabajo creados durante esta legislatura. 71.000 historias de éxito ganadas con sacrificios individuales y acción colectiva que hacen de las Illes Balears la primera comunidad que supera los niveles de empleo previos a la crisis.
 
Y sabemos que lo mejor todavía tiene que llegar. En esta legislatura hemos reducido el paro registrado un 29%. Cerraremos, así, cerca del 10%. Seguiremos reduciendo el paro los próximos años. No descansaremos hasta llegar al pleno empleo, intensificando las políticas que hoy sabemos que funcionan.
 
Pero si de verdad queremos conseguir la justicia social que supone transformar el crecimiento en bienestar para todos, tenemos que desterrar la precariedad de nuestro mercado laboral. No sirve de nada la formación, si los sacrificios y la dedicación de los trabajadores más capaces y preparados se ven después castigados por la contratación precaria.
 
La urgencia de atender este reto la tenemos todos clara. El Govern, los partidos que le apoyan, los empresarios y los sindicatos hemos unido fuerzas en torno a un Plan de Lucha contra la Precariedad Laboral que se ha convertido en un referente y que está dando buenos resultados.
 
16.200 trabajadores han visto sus contratos adaptados a la realidad de sus horarios y jornadas. Y este verano hemos creado 22.500 puestos de trabajo indefinidos más.
 
Este es el triunfo a que aspira esta sociedad: crecer más, sí; pero sobre todo, crecer mejor, para que todo el mundo se pueda beneficiar y nadie pierda el tren del progreso. Y para conseguirlo actuamos sobre las necesidades diferentes de colectivos diferentes. Con políticas específicas para los jóvenes y para los mayores de 45 años.
 
Nuestros jóvenes están hartos de oír que el futuro es suyo, dicho desde un presente que les cerraba puertas. Un portazo que despreciaba los esfuerzos de una vida formándose para después no encontrar camino en su casa. Y abandonaron o huyeron, claro está. Asustados por un mercado laboral que les pedía al mismo tiempo capacitación adelantada y disposición a trabajar en lo que fuera. Por el salario que fuera.
 
¿Qué barreras excluían del mercado laboral a nuestros jóvenes? Demasiadas. Muchos habían caído en la desesperanza de quien no ve futuro y abandona sus estudios. O se habían cansado de estrellarse una vez y otra contra un mercado laboral que sólo ofrecía precariedad. Era urgente actuar. Y hemos actuado, escuchando y dando respuesta a sus propias historias. Como la de Marta Munar, una licenciada universitaria y master en bioquímica de 25 años que nos explicaba que su formación no le permitía acceder a una oportunidad. Como tantos otros titulados, tenía que oír como le decían que tenía un expediente excelente pero que no tenía experiencia. Marta ha encontrado su salida con la creación del programa “Jóvenes Cualificados”, que le permite trabajar como bioquímica en un grupo de investigación de la Universidad de las Illes Balears.
 
Este programa, entre otros, explica que, en esta legislatura, el paro juvenil se haya reducido un 22%. Cuando llegamos, sólo 500 jóvenes estaban inscritos en el Plan de Garantía Juvenil. Hoy son 24.000 y en los próximos meses se acercarán a los 30.000.
 
Así hemos activado también becas de retorno al sistema educativo. Hemos implantado un modelo de formación dual que funciona. Y hemos impulsado un Plan Integral de Formación Profesional que movilizará 428 millones de euros y que ya está creando oportunidades. Una formación profesional que ya estamos mejorando, y de la cual hemos ampliado la oferta formativa y reforzado la calidad, hecho que ya ha provocado un aumento del número de alumnos.
 
Ahora, sin embargo, tenemos que dar un paso más para retener a nuestro talento. Tenemos que recuperarlo. Desde este convencimiento, les quiero anunciar que este mismo otoño entrará en funcionamiento un plan de retorno que, en su primera fase, ayudará a más de 500 jóvenes de hasta 40 años a volver a su casa, integrándose en el mercado laboral con un equipo específico para responder a sus necesidades y obteniendo facilidades para mudarse e instalarse a la tierra que nunca les tendría que haber dejado partir. Nuestros jóvenes deben dejar de huir. Deben volver.
 
Para conseguirlo, implantaremos ayudas de fomento de la contratación estable en las Illes de hasta 15.000 euros y tendrán hasta 11.000 euros de apoyo para emprender sus propios negocios.
 
Hoy les abrimos de par en par la puerta de entrada: no sólo sois nuestro futuro, también sois nuestro presente. Hacedlo vuestro desde ahora mismo.
 
Sólo con la implicación de todos se consigue que el crecimiento se traduzca en progreso social para todos. También para los mayores de 45 años, por supuesto. Cuando llegamos, el pesimismo del sálvese quien pueda les planteaba un único horizonte: aguantar quince años, viviendo de los ahorros que pudieran tener y los subsidios que les pudieran llegar, hasta conseguir una jubilación de pensiones más bajas. Excluidos a los 50 años y para siempre del mundo del trabajo. Por suerte ya no gobierna el derrotismo y desde entonces el paro de larga duración se ha reducido un 43%. Y aspiramos a acabar la legislatura con una bajada del 60%.
 
Tampoco aquí nos conformaremos. Mantendremos el rumbo. Hemos integrado a los mayores de 45 años en nuestras estrategias y hemos creado programas que han demostrado ser un acierto, como “Visibles”, que ha permitido que 2.000 personas que querían trabajar, pero que no tenían oportunidades, tengan un empleo. Se lo han ganado. Y tendrán más: aumentaremos un 25% la dotación de este programa en los próximos presupuestos.
 
Este es el camino hacia el progreso social, un camino por el cual avanzamos por varias vías. La mejora de la calidad del empleo y las subidas de sueldos son importantes, pero para conseguir que la equidad y la prosperidad sean para todos es fundamental gestionar los recursos públicos de manera eficiente, hacer de la fiscalidad un motor de igualdad y ampliar nuestro estado del bienestar.
 
El rigor en la gestión del dinero público que ha demostrado este Govern de progreso ha permitido este año reducir deuda pública por primera vez en más de una década y empezar a recuperar la autonomía financiera que habíamos perdido con los mecanismos de liquidez del Estado. Esta eficiencia hace que los proveedores del Govern estén cobrando más rápido que nunca, en 31 días por término medio.
 
Reducir el periodo de pago a los proveedores, no generar déficit, rebajar la deuda pública, salir a los mercados, recuperar autonomía financiera... Nada de eso sería posible sin el rigor en la gestión de nuestras cuentas públicas. Nada de eso teníamos cuando llegamos.
 
Sí que nos encontramos un modelo fiscal que exigía más esfuerzo a todos a cambio de menos servicios para todos. Nosotros lo reformamos alrededor de dos ideas clave: progresividad y solidaridad.
 
Progresividad para hacer que los que más tienen aporten más en la solución de los problemas de toda la sociedad. Y solidaridad de los que nos visitan, que a través del Impuesto de Turismo Sostenible generan servicios que también les beneficiarán a ellos y oportunidades para la sociedad que les acoge. Este es el espíritu de un impuesto que no tiene contestación social y que nos aporta 120 millones para financiar políticas de vivienda, medio ambiente, abastecimiento y depuración de aguas, mejora de la calidad de la oferta turística y protección del patrimonio.
 
La progresividad y solidaridad de este modelo fiscal nos permite dar respuestas a medida a cada necesidad. Actualmente, tenemos en vigor 15 desgravaciones fiscales que aligeran el presupuesto de las familias y, a la vez, abordan desafíos de nuestra economía para convertirlos en oportunidades.
 
Gracias a este modelo fiscal, ahora que acaba de empezar el curso escolar, miles de familias de nuestras islas se quitan peso de su mochila con desgravaciones para libros de texto o para el estudio de un idioma extranjero. Desde el año pasado, las familias con alumnos que se ven obligados a salir de su isla para continuar los estudios también disponen de ventajas fiscales.
 
Este Govern sabe que debemos progresar impulsados por la innovación y el espíritu emprendedor y, por eso, nuestro modelo fiscal apoya a quien invierte en I+D+I y a quien se convierte en mecenas de la cultura, el deporte, la ciencia y el desarrollo tecnológico. Y seguimos fomentando la renovación de nuestro tejido productivo, ayudando a quien invierte en participaciones de empresas de nueva creación.
 
Este modelo fiscal ahora se fortalece para convertirse en parte de la solución de uno de los mayores desafíos colectivos de nuestra sociedad: la igualdad entre mujeres y hombres. Todos somos conscientes de que debemos facilitar la conciliación, porque demasiado a menudo el cuidado de los más pequeños, de las personas mayores o las tareas domésticas siguen recayendo casi en exclusiva sobre las mujeres. Y, para conseguir la sociedad feminista que queremos, tenemos que abordar los problemas que siguen lastrando las posibilidades profesionales, económicas o de tiempo libre de muchísimas mujeres.
 
Tal como prevé la Ley de Familias aprobada en esta cámara, hoy les quiero anunciar que el Govern incorpora una nueva ayuda que permitirá a los padres y madres con niños de 0 a 6 años disponer de 600 euros al año para pagar guarderías, actividades extraescolares y de verano, escuelas matinales, cuidadores y clases de refuerzo.
 
De esta manera, las Illes Balears se convertirán en la comunidad que da más apoyo fiscal a las familias para que puedan conciliar. Y, al mismo tiempo, apuntalamos la apuesta por la enseñanza de 0 a 3 años, multiplicando por 3 la dotación en el próximo presupuesto.
 
Formación para crear empleo de calidad. Consenso para subir los salarios. Acción conjunta contra la precariedad. Compromiso en la lucha por la igualdad. Reformas para facilitar la conciliación. Estas son las recetas que nos están permitiendo vencer el segundo de nuestros desafíos: progresar por la senda del crecimiento inclusivo. Siempre.
 
Decía la filósofa Hannah Arendt que “la educación es el momento en el que decidimos si amamos lo suficiente el mundo como para hacernos responsables”. El momento en que el individuo se convierte en sociedad y mejora lo que está para mejorarnos en todos. Yo comparto plenamente esta visión. Tengo claro que fortaleciendo la educación de nuestros hijos haremos de esta una sociedad mejor.
 
¿Alguien está dispuesto a negarse al trampolín hacia el futuro que es la educación de calidad? ¿Alguien cree que despedir a 1.000 profesores garantiza un mejor futuro para nuestros hijos? Nosotros, por supuesto, no. Por eso hemos contratado a 1.150 más.
 
Y no sólo les reincorporamos, sino que reconocemos la importancia de su tarea, clave en lo que hoy somos cada uno de nosotros, esencial para definir lo que será cada uno de nuestros hijos e hijas. En el futuro inmediato de todos nuestros colegios e institutos hay profesores y profesoras que ejercen con estabilidad, gracias a unas oposiciones que este año cubren 1.008 plazas, 3.000 hasta el 2020, y que servirán para reducir un 40% el interinato.
 
Lo he dicho otras veces: sólo una sociedad formada y culta, una sociedad que cree en el talento de los suyos, tiene garantizado su futuro. Por eso hemos hecho nuestro el reto de la comunidad educativa de destinar mil millones de euros a educación y formación, que eran sólo 775 cuando llegamos.
 
En lugar de permitir que los colegios caigan a trozos, con diez millones de inversión en cuatro años de tijeretazo político, este Govern ha invertido en tres años 44 millones de euros, que han servido para mejorar el 80% de nuestros colegios e institutos.
 
Y no nos detendremos: en nuestro horizonte inmediato llegaremos a cien millones de euros de inversión en 14 reformas y ampliaciones y en 11 nuevos centros, como el IES de Santa Maria, que pronto abrirá sus puertas, o las ampliaciones del Joan Ramis i Ramis de Maó, el Puig de sa Font de Son Servera o el IES de Binissalem.
 
Nuestra apuesta por la educación no se agota en la enseñanza obligatoria. Es también una apuesta por la primera etapa educativa, la de los 0 a 3 años. El próximo año dedicaremos 6 millones de euros a este tramo educativo, el mayor presupuesto destinado en estas islas a la atención de nuestros hijos más pequeños, que se tiene que sumar a las desgravaciones que ya les he explicado antes para las familias. Entre otras novedades, ahora introduciremos en esta etapa las ayudas a comedor. En total, invertiremos 6 veces más en un año que nuestros predecesores en cuatro años de recortes y olvido de los servicios públicos.
 
Nuestra Universidad también ha dejado de andar sola. En estos tres años hemos incrementado un 17% su presupuesto y este año llegaremos al 25%. Hemos favorecido la ampliación de su oferta educativa y hemos facilitado el acceso de los jóvenes a los estudios universitarios rebajando este mismo curso las tasas entre un 10 y un 15%. 
 
Eso es creer en lo que es de todos. Eso es creer en el futuro de nuestros hijos. Esta es la política que nos ha permitido mejorar la educación. Es la estrategia que nos empuja hacia un futuro con más profesores, mejores centros y programas formativos adaptados a las necesidades de cada alumno. Eso es vacunarnos contra las crisis que puedan venir y fortalecernos con el conocimiento que garantiza un futuro de progreso.
 
Miremos hacia adelante y analicemos los pasos que tenemos que dar. Aprovechemos el impulso que hemos cogido estos años en los que los servicios públicos esenciales se han recuperado de su mayor hachazo. Y crezcamos sobre lo que ya hemos edificado, con rigor, dinero e ilusión. Con más servicios y menos deuda. Con menos castigos y más oportunidades para todos.
 
Porque nunca más esta sociedad dejará a nadie atrás. Nunca más volveremos a negar la salud a nadie. Hoy sabemos que las buenas ideas y el trabajo bien hecho dan frutos. Como lo está demostrando nuestra sanidad pública, que ha salido de las urgencias para adelantarse al futuro con planificación. Una planificación que, previendo que nuestra sociedad cada vez vivirá más años, adapta nuestro sistema sanitario para afrontar las enfermedades crónicas y promover un envejecimiento activo.
 
Por eso, hemos empezado a recuperar hospitales obsoletos para darles un nuevo uso, hemos pasado la página de los despidos, hemos incorporado a más de mil profesionales y hemos puesto en marcha una Facultad de Medicina, que es la mejor garantía de calidad para nuestra sanidad futura.
 
Esta es la diferencia entre los brazos caídos del derrotismo y la energía del inconformismo. Este es el cambio que prometimos. Un cambio que se detecta de raíz. Miren, por ejemplo, las demoras en la sanidad. Los que hoy dan lecciones de gestión tenían 2.500 pacientes esperando más de seis meses por una operación. Hoy son 627. Y la diferencia no es sólo la cifra: la diferencia es que, para nosotros, 627 pacientes haciendo cola para su salud son 627 más de los que nos tenemos que exigir como sociedad.
 
Por eso este octubre aplicaremos un decreto de garantía de demora que hará que nadie espere más de seis meses para ser operado o más de dos para una prueba diagnóstica o una cita con el especialista.
 
Por eso tenemos un avión ambulancia que opera las 24 horas en Menorca y hemos desarrollado un programa que traslada a médicos especialistas cada semana a Formentera para atender sus pacientes en su isla.
 
Por eso hemos llevado el servicio de radioterapia a Menorca o el TAC a Formentera.
 
Por eso hemos inaugurado la residencia para pacientes y familiares de Son Espases y los acogemos también en Son Granada.
 
Por eso aceleramos la mejora integral del Hospital de Manacor y estamos impulsando, junto con Sant Joan de Déu, un nuevo hospital sociosanitario en Inca. Y les quiero anunciar hoy que, desde este Govern, con el Ayuntamiento de Felanitx, impulsaremos la construcción de un nuevo hospital sociosanitario en la comarca del Levante de Mallorca.
 
Por eso hemos activado la rehabilitación del Hospital General y la modernización del Joan March, centros emblemáticos que otros se plantearon cerrar.
 
¿De verdad quiere alguien volver al derrotismo de las tijeras y al recorte ideológico?
 
No volveremos. No nos lo podemos permitir. Demos continuidad a políticas pioneras e inclusivas, como una renta social que hoy es referente en España y una ayuda para 11.185 personas. El próximo año el presupuesto de la renta social será de 20 millones de euros, que tienen que consolidar para siempre esta herramienta de oportunidades.
 
Mejoramos sobre la base de nuestro estado del bienestar, asentado en pilares como la Ley de la Dependencia, aprobada el año 2008 por un Govern progresista y saboteada desde entonces por los que no creen en la equidad.
 
Porque sabemos que fortalecer los mecanismos de respuesta a la dependencia es, a la vez, aumentar la igualdad. Como les decía antes, demasiadas veces la atención a nuestros enfermos, a nuestras personas mayores, a nuestros niños y niñas recae sobre la espalda de una mujer. También por eso, seguimos aumentando las prestaciones y agilizando la concesión de ayudas a familias que no se pueden permitir esperar que haya recursos para sacar adelante los suyos; porque eso es también avanzar hacia una sociedad más justa y feminista.
 
No es fácil, pero lo estamos haciendo gracias a un sistema de bienestar solidario, que cada vez estamos dotando mejor. Cuando llegamos, estas islas pagaban 11.665 prestaciones ligadas a la Ley de la Dependencia. Hoy son 22.765. Entonces, las familias esperaban una media de 270 días para que se valoraran las necesidades de sus dependientes. Hoy es de 38 días. Para eso son los recursos públicos. Eso es extender el estado del bienestar.
 
Y así seguiremos: en el próximo presupuesto destinaremos 17 millones de euros más a servicios sociales, porque queremos que leyes como la de la Dependencia sean plenamente efectivas. Y que lo sea ahora que es más necesaria que nunca porque, como saben, cada año, nuestra esperanza de vida crece.
 
Eso es afrontar el reto que impone una noticia tan buena como la que viviremos más. Eso es garantizar que también viviremos mejor. Eso es apostar por aquello que es de todos.
 
Como lo es haber elevado un 18% las plazas en centros de día y haber aumentado 436 las de residencia. O haber sacado de los cajones proyectos parados en el pasado, como los que nos permiten impulsar 8 nuevos centros de día con 220 plazas nuevas en Marratxí, Palma, Felanitx, Cala d’Or (en Santanyí) o Sóller, y 6 nuevas residencias con 538 plazas en Maó, es Castell, Formentera, Marratxí y Son Martorell y Son Dureta (en Palma).
 
Esta sociedad autoexigente llega hasta donde casi nadie más llega, creando una red que garantiza la atención social a las personas con diagnóstico de salud mental. Para ellos ya hay conciertos donde había subvenciones y 211 nuevas plazas de centros ocupacionales. Instalaciones como la de Can Raspall, en Ibiza, que hacen de esta una comunidad más integradora e inclusiva.
 
Este es el camino: crecer sobre lo mejor que somos, sobre lo mejor que tenemos, impulsando leyes como la de familias, como la del Tercer Sector que apoya la acción en favor de los otros o como la ley de acción concertada que dotará de recursos y estabilidad a unos colectivos que llegan donde nadie más llega.
 
¿Queremos renunciar a todo eso? ¿Queremos volver a la ley del más fuerte, al sistema en el cual lo que es de todos se recorta y los servicios clave para el bienestar de todos se privatizan? La respuesta es clara: recortar servicios públicos esenciales es empobrecernos a todos.
 
Y nosotros queremos todo lo contrario. Esta es la política que nos lleva al progreso. La determinación que nos ha permitido devolver derechos sociales a todos y crear de nuevos. La convicción que nos ha llevado a activar la carrera profesional para los funcionarios, devolver el derecho laboral perdido a los empleados públicos y estabilizar las plantillas con las mayores oposiciones de la historia, que afectarán a 7.750 trabajadores. Este es nuestro modelo de bienestar, que tiene que seguir creciendo. Un modelo de progreso que sólo recorta privilegios. Un modelo que a todos nos hace responsables de nuestra sociedad; que responde al esfuerzo con reconocimiento; un modelo que cuida de los suyos y los escucha.
 
Se lo planteo con hechos. Y con vivencias que nos marcan, que nos hacen comprender qué es prioritario. Como presidenta, he tenido el honor de hablar en varias ocasiones con personas implicadas en construir unas islas mejores, personas como Toni Gelabert o Fina Colom, representantes de colectivos de jubilados que, como muchos otros, salieron a la calle para defender activamente un presente mejor para nuestras personas mayores.
 
Cuentan que muchos tuvieron que ayudar a sus nietos en tiempo de crisis. Que se vieron incluso obligados a escoger entre mantener a los suyos en los peores momentos o pagarse unos medicamentos encarecidos por la injusticia del copago. No tendrán que escoger más. Hoy pasamos página también de la derrota colectiva que es el copago.
 
Les quiero anunciar que, a partir del próximo año, los pensionistas ya no tendrán que hacer frente al copago farmacéutico.
 
Sabemos que el nuevo Gobierno del Estado se plantea eliminarlo y tengan la certeza de que les reclamaremos el dinero cuando lo hagan. Pero aquí no podemos esperar más. Los cerca de 190.000 jubilados y pensionistas de estas islas no tendrán que sacar de sus bolsillos los euros que, en muchos casos, no tienen. Las medicinas que necesitan no saldrán ya de unas pensiones que todos sabemos insuficientes. Hoy también dejamos atrás una injusticia que nos debilitaba a todos y castigaba a los que dieron todo lo que tenían para construir una sociedad con futuro e ilusiones. La tendrán. La tendremos.
 
Porque sabemos lo que queremos para nuestra sociedad. Y no nos escondemos a la hora de solucionar lo que no funciona. Somos conscientes de que aumentar la calidad de vida en nuestras islas exige dar una respuesta efectiva y rápida a problemas que están en el día a día de todos.
 
Una sociedad que ama no puede permitir que gran parte de su población sufra para encontrar un hogar al alcance de su salario y sus necesidades. Unas islas que buscan sostenibilidad social y ambiental no pueden desarrollarse sin un transporte amable, puntual, limpio y eficaz.
 
Lo sabemos. Y actuamos en consecuencia, con ejecución y planificación, desde la urgencia y desde la autoexigencia.
 
Disfrutemos ahora de una economía que crece más y empieza a dar oportunidades a todos. Estamos construyendo una sociedad más amable, más cohesionada. Y eso necesita un transporte que tiene que mejorar mucho más para no robarnos uno del ingredientes clave de la calidad de vida: el tiempo. Por eso estamos planificando, ejecutando e implicando el Estado en la mejora y extensión de nuestra red de transporte público.
 
Porque hace demasiado tiempo que llegó el momento que la solidaridad de estas islas, que forman la autonomía más generosa con el conjunto de España, obtenga como respuesta la empatía del Estado. Ha llegado la hora de que Madrid sea parte de las soluciones, que sume en las Illes Balears, de la misma manera que nosotros sumamos desde hace décadas a la cohesión y prosperidad del Estado.
 
Y, poco a poco, revertimos la situación: el nuevo Gobierno del Estado se ha comprometido a financiar actuaciones clave del Plan de Movilidad que ha puesto en marcha este Govern. Este plan, que tiene que completar la red de tren y metro y conectar por tranvía el aeropuerto de Palma, es parte de la solución a uno de los problemas más urgentes que sufrimos: la congestión en los accesos a Palma.
 
El Plan de Movilidad que hemos presentado prevé inversiones para extender la red ferroviaria durante los próximos diez años, que, esta vez sí, se ejecutarán. Porque el plan ya está en ejecución.
 
En esta misma legislatura licitaremos la conexión del metro con el Parc Bit y tendremos hecho el proyecto para llegar a Son Espases.
 
Este invierno se completará la electrificación del tren hasta sa Pobla y Manacor, hecho que reducirá 10 minutos el trayecto y elevará la capacidad del transporte público.
 
Y esta semana presentaremos la primera fase de la integración tarifaria, que permitirá usar la misma tarjeta para los buses del EMT y el metro.
 
Paralelamente, trabajamos para licitar unas nuevas concesiones de transporte por carretera por valor de 479 millones de euros, que nos servirán para aumentar un 50% las conexiones, las frecuencias y los kilómetros recorridos.
 
Con recursos propios, europeos y del Estado, seguiremos desarrollando el resto del Plan de Movilidad, que elevará la capacidad y comodidad del transporte colectivo y llevará el transporte ferroviario a puntos de Mallorca donde ya hace tiempo que tendría que estar.
 
Eso es dar respuesta a los desafíos. Eso es tener sueños, convertirlos en planes y hacerlos realidad. Eso es creer en un transporte público sostenible, que sabemos que sólo impulsará un Govern de progreso.
 
Decía Aristóteles que la excelencia es un hábito. Una forma de trabajar sin dejar de exigirse. Una constancia que ha faltado en esta comunidad para dar respuesta a algunos de sus problemas estructurales más importantes. Es el caso del transporte, pero también el de la vivienda.
 
De nada nos sirve un mercado laboral que, ahora sí, redistribuye la riqueza con mejores salarios si los trabajadores ven devorados sus ingresos por los precios inflados del mercado inmobiliario. Sabíamos que teníamos que actuar. Y lo estamos haciendo desde principios de legislatura.
 
Dejamos atrás las ventas de solares autonómicos que nos legaron los que siempre tienen prioridades diferentes a las de los ciudadanos y que pensaban que era mejor un hotel en un solar público que hacer vivienda pública. Hoy trabajamos en las promociones de un plan que esta misma legislatura nos permitirá iniciar la construcción de 511 hogares. 511 en una comunidad que hoy sólo tiene 1.800 pisos gestionados por el Govern.
 
Pueden parecer muchos o pocos. A mí, por mucho que eleven un 30% la oferta de vivienda pública y nos saquen de la parálisis de tiempos pasados, me parecen claramente insuficientes. Y por eso seguiremos construyendo vivienda protegida hasta disponer de un parque de 5.000 viviendas dentro de diez años, tal como prevé el Plan de Vivienda. Y, por eso, seguiremos trabajando para que el Estado también se implique en la resolución de este problema y se hagan realidad proyectos como el de las 831 viviendas públicas de Son Busquets, en Palma, o el de los 500 de Can Escandell, en Ibiza.
 
Nuestros ciudadanos no merecen menos. Sabemos que sólo con una oferta amplia de vivienda pública se abaratarán los precios para toda la clase media. Este es el modelo de vivienda para todos sólo un Govern de progreso puede hacer realidad.
 
Recursos, constancia y decisión. También colaboración e imaginación para buscar nuevas fórmulas que nos permitan afrontar la falta de vivienda. De esta necesidad nace una nueva modalidad de cooperativas impulsada por este Govern, un modelo que plantea una alternativa no especulativa en el alojamiento de alquiler o en propiedad. La fórmula consiste en que el Ibavi cede el suelo y su explotación durante 75 años a cooperativistas que pagarán entre 400 y 500 euros al mes para la vivienda. El sistema ya tiene cinco proyectos en marcha, que aumentarán la oferta en 117 pisos.
 
Además, hoy tenemos subvenciones que pueden llegar a cubrir el 50% del alquiler de pisos de hasta 900 euros al mes. No las busquen en el pasado porque no estaban. En tres años, hemos multiplicado por cuatro los beneficiarios de ayudas al alquiler. Ahora, esta política claramente redistributiva llegará directamente a los bolsillos de 3.000 familias más, que podrán ver reducido el coste de su alquiler 4.000 euros al año.
 
Y les quiero anunciar que en los próximos presupuestos rebajaremos a casi la mitad el impuesto que grava la compra de viviendas de menos de 200.000 euros.
 
Todos los que compren una vivienda por primera vez y para destinarlo a su residencia habitual verán reducido el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales del 8% actual al 5%. Hasta 6.000 euros menos en impuestos que harán más fácil dar el primer paso a la hora de comprar una vivienda para poder vivir allí. Una medida que quiere ayudar a nuestras clases medias y que también tiene que favorecer la rehabilitación y el acceso a viviendas que ahora están vacías.
 
Este gobierno ya ha instaurado desgravaciones fiscales que premian a aquellos que sacan su vivienda al mercado residencial, a la vez que aligeramos la carga de los que tienen que cambiar de isla por razones laborales con rebajas a su IRPF. Efecto que también se consigue con la dotación de recursos contra la pobreza energética, que avala una nueva Ley de Vivienda que garantiza que nadie quede sin agua ni luz por falta de recursos.
 
Es una de las virtudes de esta Ley que nos capacita para poner límite a los que usan la vivienda como producto especulativo: este mismo otoño, los que acumulan viviendas vacías tendrán que decidir si ponen sus pisos en el mercado de alquiler o esperan a que el Govern intervenga y los ponga, avalado por una normativa que también marca el camino a seguir para garantizar que el acceso a la vivienda sea un derecho real para todos.
 
"Cuando no podemos seguir soñando, morimos", reflexionaba la filósofa Emma Goldman. Y esta comunidad sueña y persigue sus sueños. Está viva. Una sociedad es próspera si es capaz de mejorarse a sí misma. De afrontar sus sombras. E iluminarlas. Este tiene que ser el objetivo de todos: seguir construyendo unas Illes Balears de las cuales nos sintamos orgullosos. Unas islas amables con el residente, generosas con el emprendedor, arraigadas a su historia, lengua y cultura, afectuosas con su entorno, abiertas al mundo. Amables y sostenibles. Y eso pasa por cuidar de lo que somos y rectificar lo que no debemos ser.
 
Somos una comunidad orgullosa de su paisaje y de su entorno: cuidémoslo como el tesoro que es, protejamos lo que se ha salvado de excesos pasados y recuperemos lo que está en riesgo de desaparecer para siempre.
 
Somos una tierra acogedora, que ha hecho de sus brazos abiertos una forma de vida. Sigamos por este camino, mejorando lo que ofrecemos a quien llega cada año a visitarnos.
 
Somos una comunidad ambiciosa, que quiere crecer, pero hacia la sostenibilidad social y ambiental. Pasemos las páginas del todo vale, de la destrucción de nuestras costas, de la contaminación, de la asfixia de nuestro aire. Y hagámoslo ya.
 
El camino que hemos abierto desde las Illes Balears está siendo seguido por muchas otras sociedades adelantadas, que quieren tener futuro, que desean pasar a la historia como una generación que entregó un mundo mejor del que recibió.
 
En este futuro no hay coches contaminantes: hay vehículos sostenibles, alimentados con energías alternativas, como dicta una ley de cambio climático y transición energética que ya ha entrado en esta cámara. Sean generosos con esta ley, pero sobre todo, sean generosos con los que vienen detrás nuestro. No traicionemos a nuestras hijas y nuestros nietos.
 
Alimentemos un futuro con un 100% de energías renovables y cero emisiones contaminantes. Un futuro sin las chimeneas de carbón o de fueloil de Es Murterar y de Maó.
 
Seamos el cambio que queremos ver en el mundo. Seamos este futuro sostenible y limpio que hemos empezado a garantizar. Avancemos también junto con una ley de residuos que ahora pasará por esta cámara. Llega con el reconocimiento de los que hacen de la causa ecologista su razón de ser y con el aval de gobiernos europeos que la miran como ejemplo a seguir. Súmense y desterremos juntos la contaminación y el plástico. Es el momento de hacerlo, de comprometernos con nuestro futuro, de innovar para convertir las dificultades de la transición en oportunidades por mejorar. Pasemos la página de la resignación y escribamos un futuro del cual nos podamos sentimos orgullosos.
 
¿O no estamos muy orgullosos de que estas islas hayan sido capaces de crear el Parque Natural de Es Trenc? Yo lo estoy, aunque soy plenamente consciente de que nos queda todavía mucho por hacer. De la misma manera que estamos orgullosos de una regulación que protege la posidonia o de una planificación que frena todas las ampliaciones y construcciones de puertos deportivos. Y más orgullosos estaremos todos cuando se complete la ampliación de parques naturales que tenemos en marcha. O cuándo se haga realidad la ampliación del Parque Nacional de Cabrera, que muy pronto multiplicará por nueve su extensión para convertirse en el mayor del Mediterráneo. Y estará aquí, en las Illes Balears. Y será de todos.
 
¿Cómo no tiene que estar orgullosa de todo eso esta sociedad? ¿Como no tenemos que estar satisfechos de ser pioneros en Europa con una regulación de la entrada de coches en Formentera que cuenta con el consenso y la aportación de todos? Un proyecto de ley que, precisamente, queremos aprobar este viernes en un Consejo de Gobierno en Formentera.
 
Porque estamos orgullosos de lo que somos e ilusionados con lo que seremos, no nos conformamos. No nos resignemos a una red de depuración de aguas sobrepasada, abandonada durante años a su suerte. Hoy desarrollamos una nueva cultura del agua.
 
Gracias a ella, hemos destinado recursos a proteger nuestros acuíferos y garantizar su existencia futura.
 
Gracias a ella, rescatamos Talamanca del inmovilismo para instalar un nuevo emisario en tiempo récord.
 
Gracias a ella, estamos destinando 43,1 millones del Impuesto de Turismo Sostenible a mejorar las infraestructuras del ciclo del agua. Tenemos 118 millones en ejecución para mejorar la depuración y hemos firmado un contrato de mantenimiento de 72 millones en 6 años. Hemos activado las desaladoras de Ciutadella y de Santa Eulària des Riu. Y lo mismo haremos con la ampliación y el reforzamiento de nuevas plantas de una red de tratamiento claramente insuficiente. Pero dejará de serlo con el trabajo decidido y riguroso de todas las administraciones competentes. En este punto, quiero agradecer especialmente la implicación de los ayuntamientos de nuestras islas.
 
En la colaboración encontramos los ejemplos que nos hacen sentirnos orgullosos. En el trabajo conjunto vemos la sociedad solidaria e imaginativa en la cual queremos vivir.
 
Esta es la sociedad amable que acabó con la barbarie de la tortura de animales.
 
Estas son las Illes Balears responsables que han regulado contra la violencia en el deporte.
 
Esta es la comunidad cohesionada que avanza hacia el federalismo interior, acercando los servicios y las instituciones a los ciudadanos de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera.
 
Es la sociedad con futuro que convertirá hospitales obsoletos que a muchos nos vieron nacer, como Verge del Toro, Can Misses y Son Dureta, en garantía de calidad de vida y atención de máximo nivel para nuestras personas mayores.
 
Es la sociedad ética que abre las puertas de la vida a los que se han enfrentado a la muerte en el Mediterráneo.
 
Es la tierra abierta que ama su lengua y su cultura y abraza a las que vienen de fuera.
 
Esta es la sociedad inspiradora que toma ejemplo de deportistas como Rafa Nadal, Alba Torrens, Mario Mola, Patrio Guijarro, Enric Mas, Maria Perelló o Marcus Cooper, que llevan los valores de estas islas a lo más alto.
 
Estas son las islas plurales que han recuperado órganos de diálogo como el Consejo de la Juventud o el CES.
 
Esta es la sociedad feminista que persigue desde la unidad y la determinación la igualdad entre hombres y mujeres.
 
Una comunidad valiente que crea un Plan de Acción contra la Explotación Sexual de Niñas y Mujeres.
 
La sociedad diversa que se dio una Ley de LGTBI.
 
Una sociedad que avanza con paso firme hacia un presente sostenible para todos, hacia un futuro mejor para nuestros hijos.
 
Esta es la sociedad que estamos mejorando desde el Govern que tengo el honor de presidir.
 
Un gobierno de cambio a quien queda mucho por hacer. Y lo hará.
 
Nos comprometimos a devolver la paz a los colegios y rescatamos las aulas de los recortes. Y lo estamos haciendo escuchando a todo el mundo, contratando a más profesores, reactivando la inversión y rebajando las tasas universitarias. Ahora aprobaremos los presupuestos más elevados de la historia, porque sabemos que la ciudadanía del mañana se construye con la enseñanza de hoy.
 
Nos comprometimos a redistribuir mejor la riqueza y hacer de nuestra una sociedad de oportunidades. Y lo estamos consiguiendo. Generamos más empleo que nunca y hemos estimulado un marco de diálogo social que impulsa los mayores incrementos salariales de nuestra historia. Este es el nuevo contrato social que han firmado estas islas. Un contrato que nos sitúa a la vanguardia del progreso social.
 
Nos comprometimos a trabajar para frenar la salida de jóvenes y talento, que buscaban fuera el futuro que sus islas les negaban. Y hemos reducido el paro juvenil y hemos impulsado un decreto para atraer el genio científico que necesitamos. Pero no basta, por eso hoy los anuncio que pondremos en marcha de forma inminente un plan que hará regresar a nuestros jóvenes a su casa.
 
Nos comprometimos a trabajar para facilitar el acceso de todos a una vivienda. Y lo hacemos poniendo en marcha el plan de vivienda pública más ambicioso de esta tierra, activando ayudas de alquiler. Y hoy los anuncio que rebajaremos a casi la mitad el impuesto que grava la compra de una primera vivienda de menos de 200.000 euros. Les invito a unirse a un proyecto de futuro en el que la política de vivienda ya no es sólo protección social sino la garantía de un derecho para todos.
 
Nos comprometimos a impulsar un turismo más equilibrado, que generara más beneficios todo el año. Y lo estamos haciendo, saliendo de la trampa de la cantidad, para crecer sólo en calidad; alcanzando la temporada con viajeros que dejan más ingresos. Ahora, la tracción del turismo nos tiene que acelerar hacia un modelo productivo más diverso, que se solidifique sobre sectores nuevos y de gran valor añadido, como la economía del conocimiento.
 
Nos comprometimos a preservar nuestro territorio y a hacer de estas islas un lugar más amable para vivir. Y ya no todo vale en esta tierra. Hemos frenado el consumo de más territorio y hemos blindado el futuro de nuestros parques naturales y de nuestras praderas de posidonia. Ahora, desterraremos para siempre de nuestras islas los plásticos y los humos contaminantes. Y gracias a las leyes de residuos y de cambio climático avanzamos hacia la economía verde. No pasaremos a la historia como la generación que miró hacia otro lado.
 
Nos comprometimos a despertar las instituciones de la apatía que estancó nuestro transporte público en el pasado. Y también lo estamos cumpliendo. Aumentaremos las frecuencias de autobús, acabaremos la electrificación del tren y hemos empezado a trabajar para llevar el metro al Parc Bit y a Son Espases. Pero eso sólo es el principio. El modelo de futuro que estamos implantando hará del transporte público y colectivo una garantía de comodidad, que nos tiene que conducir a conectar con tranvía Palma y el aeropuerto de Son Sant Joan.
 
Dijimos que defenderíamos los intereses de los ciudadanos y las ciudadanas de las Illes Balears por encima de todo. Nos comprometimos a reclamar un sistema de financiación justo y a trabajar para conseguir el Régimen Especial y Fiscal que hace demasiado tiempo que esta sociedad pide. Y unidos lo conseguiremos. Trabajando juntos hemos alcanzado el 75% de descuento. Trabajando juntos hemos cerrado un calendario que nos tiene que conducir a la aprobación de un nuevo Régimen Especial. Y no tengo ninguna duda de que, trabajando juntos, conseguiremos también la financiación que merecemos.
 
Nos comprometimos a recuperar una sociedad de derechos y libertades, que se asentara sobre sus raíces, su lengua y cultura, para abrirse al futuro. Y cerramos las heridas del pasado, con una Ley de Fosas que hace que nuestra historia sea de todos. Y acogemos a refugiados que huyen de la guerra porque la solidaridad no se negocia.
 
Dijimos que en esta sociedad las personas tenían que ir primero. Y nos comprometimos a desterrar para siempre la discriminación. Hemos aprobado una Ley de Igualdad y una Ley de LGTBI que estamos aplicando. Hemos implantado un plan pionero contra la violencia machista. Y hemos garantizado un puesto de trabajo a todas las mujeres maltratadas. Construimos un modelo de igualdad asentado en la conciliación. Un modelo que desde ahora incorpora una nueva herramienta que permitirá a las familias con niños de 0 a 6 años disponer de 600 euros al año para pagar actividades extraescolares, guarderías y clases de refuerzo. Porque tenemos claro que sólo en la igualdad hay futuro.
 
Dijimos que edificaríamos una sociedad sobre un futuro que ya está aquí: viviremos más años y tenemos que poder vivir mejor. Para hacerlo posible, nos comprometimos a fortalecer los servicios para nuestras personas mayores y adelantarnos al envejecimiento de nuestra población. Y lo estamos haciendo, creando más plazas de residencias y centros de día, duplicando a los beneficiarios de la Ley de la Dependencia y, ahora también, recuperando del olvido nuestros hospitales emblemáticos para dotarlos de un nuevo uso. Porque sólo avanzamos hacia el progreso real cuando progresamos todos.
 
Nos comprometimos a poner fin al deterioro de los hospitales y centros de salud; a devolver derechos y acabar con los copagos. Y hemos cumplido. Hemos recuperado la sanidad universal, hemos incorporado a más de mil profesionales sanitarios y hemos ampliado y mejorado los servicios en todo el territorio. Avanzamos con un modelo que convierte a la ciudadanía en principio y fin de todas las políticas. Por eso os anuncio que a partir del 2019 eliminaremos el copago de medicamentos que hoy castiga el bolsillo de casi 190.000 jubilados y pensionistas de estas islas.
 
Este es el proyecto de progreso que nos conduce a un futuro para todo el mundo. “Mi nosotros es un nosotros sin nombre, hecho de todos nuestros nombres”, dice la filósofa Marina Garcés. Queremos un nosotros hecho de todo lo que somos; el nosotros igualitario, inclusivo y justo que prometimos. Un nosotros de oportunidades, que estimule lo mejor de cada uno. El nosotros hacia el cual avanzamos desde hace tres años.
 
Un nosotros que nos exige más, que nos necesita a todos.
 
Un nosotros para ganar el futuro.
 
Hoy les invito a sumarse a este futuro que construimos sobre el cumplimiento de la palabra dada.
 
Un futuro para todos, impulsado por un modelo de cambio más vivo que nunca.
 
Un futuro que ha pasado página a la amargura, al derrotismo y a la parálisis.
 
Un futuro de prosperidad siempre para todos.
 
Un futuro con más igualdad y sin discriminación.
 
Un futuro que amplía derechos y retira castigos.
 
Un futuro solidario y justo.
 
Un futuro que mejora aquello que es de todos y refuerza los servicios públicos.
 
Un futuro que facilita oportunidades y elimina barreras.
 
Un futuro que abraza lo mejor de nosotros y define una sociedad integradora y culta.
 
Un futuro con más democracia.
 
Un futuro que alcanzaremos con un modelo de avance hacia el progreso, propio de las Illes Balears, pero que se ha convertido en referente para todo el Estado.
 
Un futuro que tiene un proyecto. Este proyecto: un hoy para todos, un mañana para todos.
 
Muchas gracias.