Para asegurar la inocuidad de los alimentos es necesario tener en cuenta toda la cadena de producción alimenticia, la cual se tiene que entender como un continuo: desde la producción primaria, incluida la producción de piensos para animales, hasta la transformación y venta de alimentos al consumidor. Cada elemento  influye en la seguridad de los alimentos que finalmente consumiremos.

De esta manera, los Reglamentos Europeos de higiene, en especial el Reglamento (CE) 854/2004 del Parlamento Europeo y del Consejo de 29 de abril de 2004 por el cual se establecen normas específicas para la organización de controles oficiales de los productos de origen animal destinados al consumo humano, obligan a la Administración competente a realizar controles oficiales sobre la producción primaria.

 

En el caso de la pesca y la acuicultura, los controles oficiales sobre la producción tienen que incluir:

  1. un control periódico sobre las condiciones de higiene del desembarque y de la primera venta
  2. inspecciones periódicas de los barcos para comprobar en especial:
    • si se manipulan correctamente los productos de la pesca,
    • si se cumplen los requisitos de higiene y temperatura,
    • la limpieza de los establecimientos, incluidos los barcos con sus instalaciones y equipo, así como la higiene del personal y
  3. controles sobre las condiciones de almacenaje y de transporte.

Por este motivo, cada año se realizan controles en los barcos de pesca y a las instalaciones de acuicultura, siguiendo las directrices de los programas de control de higiene en pesca y de los de acuicultura.

 

Anualmente  se controlan las  embarcaciones e instalaciones que presentan un mayor riesgo según la categorización de riesgo previo de cada programa.