La juventud como etapa de transición

o como condición vital

 

La condición juvenil es en gran parte una construcción social; dependiendo de la época histórica y de la sociedad en la cual nos encontramos, se considerará joven a personas de diversas edades. Pues hay que ubicar a los jóvenes en el sí de la sociedad en la que viven.

Aunque hay un cierto consenso al pensar que la juventud se inicia con la pubertad y, por lo tanto, es la biología quien la determina, no menos cierto es que no hay ningún acontecimiento biológico que marque su final, que queda marcado por la sociedad, ya que se considera llegado con la independencia económica y la formación familiar (actualmente, y más hablando de jóvenes, hay que tener siempre presente la diversidad y la pluralidad).

 

Actualmente, consideramos jóvenes las personas entre 15 y 30 años. El final de la juventud se ha ido alargando en los últimos tiempos, desde los 25 años, a los 30, llegando a los 35 años si ponemos el acento en aspectos socioeconómicos de la condición juvenil: el acceso a la vivienda o las políticas de ocupación de jóvenes agricultores, son buenos  ejemplos.

Vemos pues, el dinamismo de la joventut,i como el concepto evoluciona y cambia al tiempo y la sociedad del momento. Pero a pesar de ser complejo definir la juventud, hay acuerdo en diversos puntos:

 

1.      Se describe a los jóvenes como un colectivo de personas que pasan por la misma etapa del ciclo vital, que se inicia en la adolescencia y finaliza con la adultez. Se comparte los retos de pasar, de transitar (concepto de tiempo) de una etapa a otra. Evolución y cambios biológicos, configuración de la identidad social. ...

2.      La importancia de las diferencias sociales. Las condiciones de vida de los jóvenes, como en todo grupo social, son fuente de desigualdades que marca sus oportunidades vitales y su forma de ser. Así pues es importante tener en cuenta la clase social, el contexto en el cual se vive, el país, la ciudad o pueblo, la familia, el género, la procedencia y la etnia;

3.      Los retos de la edad juvenil, son similares en diferentes épocas, se persigue la independencia económica de los padres y la creación de una familia propia, pero en condiciones de vida desiguales: las diferencias de clase marcan las oportunidades y las formas de ser.

  

Poniendo la visión en el tercer punto, los retos de la edad juvenil se centrarán fundamentalmente en las diferentes transiciones que hay que llevar a cabo. Desde esta perspectiva, la juventud queda marcada por las transiciones de un tipo dominante de dependencias en otro. Así en el proceso de convertirse en persona adulta se pasa:

 

1)      De la dependencia económica de los padres en la dependencia de ingresos propios o de la pareja, principalmente. Denominamos transición económica este cambio de unas dependencias económicas en otras.

2)      De la dependencia social de los padres a la independencia de un hogar propio y que denominamos transición domiciliar o emancipación.

3)      De la dependencia emocional de la familia de origen a una dependencia más centrada en el grupo de amigos y la pareja y que conocemos como transición a la pareja estable.

4)      De la dependencia de las autoridades y de la patria potestad de los padres en la autonomía como ciudadano, es la denominada transición a la ciudadanía política y civil, que se realiza la primera al llegar a la mayoría de edad.

 

En relación a cuándo y cómo se producen las transiciones comentadas hay que destacar tres cuestiones:

-      En casi todos los países occidentales se observan retrasos en las tres primeras transiciones señaladas: económica, domiciliar y en la pareja estable (Tesis de retraso).

-      Las transiciones de muchos jóvenes no siguen secuencias y articulaciones fijas y unilineales (Tesis de la pluralización). Hasta no hace mucho tiempo, las transiciones seguían una secuencia lineal: transición en el mundo laboral con la consecuente independencia económica, transición a la pareja estable y transición a un hogar propio y finalmente transición a la maternidad y paternidad. Este camino sólo era de ida, difícilmente se producían retrocesos. Actualmente la realidad es muy distinta.

-      Las trayectorias de las mujeres se parecen cada vez más a la de los hombres, en la mayoría de países occidentales. (Tesis de aproximación de género)

 

 

Hasta ahora hemos centrado nuestro análisis de la juventud como etapa de  tráfico de la infancia a la edad adulta. Pues, bien, a pesar de lo que hemos dicho hasta ahora, y con el convencimiento de qué conocer a los aspectos estructurales y socioculturales que marcan la condición juvenil nos tiene que ayudar a entender mejor cómo viven y que hacen los jóvenes y las jóvenes de hoy, la juventud ha pasado de etapa transitoria a ser condición vital.

Así no podemos pensar (exclusivamente) en la juventud, o mejor en los jóvenes y las jóvenes, como personas en tráfico a la edad adulta. La juventud se configura como una etapa del ciclo vital, con rasgos, necesidades e intereses propios, quizás en parte porque cada vez es más largo el periodo y se convierte en un tiempo de estancia.

 

Ponemos ahora el acento en las prácticas sociales de los jóvenes:  las características del ocio y os del tiempo, el consumo juvenil, las producciones culturales, y todas aquellas cuestiones que intervienen en la construcción de la propia identidad y configuran el estilo de vida.

En líneas generales, podemos decir que los diferentes estilos de vida de los jóvenes vienen marcados por las experiencias compartidas con el grupos de iguales en un momento y un lugar determinado, donde las instituciones tradicionales (como la familia), y las más modernas (como los medios de comunicación o las tecnologías) se juegan un importante papel.

 

A las sociedades actuales los estilos de vida se manifiestan fundamentalmente en patrones de consumo económico y formas de ocio y uso del tiempo, asociado a los valores y a las actitudes morales, culturales, políticas y estéticas de los individuos. 

 

Con respecto al ocio hay que comentar su creciente importancia, parece que estamos asistiendo a un cambio: la centralidad del trabajo es sustituida por la centralidad del ocio. El ocio es configura como el espacio en el cual los jóvenes hacen lo que quieren, se relacionan con los igual, lejos del control adulto. Con un aumento de la nocturnidad, con una polarización del ciclo semanal. Por una parte los días laborales se dedican al trabajo y a los estudios y por otra el fin de semana se destina totalmente al ocio.

Los jóvenes disponen de más tiempo de ocio que el resto de la población, convirtiéndose en un aspecto vital a sus vidas. Se relacionan con los iguales y desarrollan sus identidades y estilos de vida.

 

En relación al consumo joven se observa un consumo diferenciado, es un  medio de expresión que cumple funciones relacionadas con la adquisición de identidad.

Rasgos del consumo juvenil: -Es un consumo de identidad que busca relacionarse con el grupo de iguales; - Es mayoritariamente extradoméstico; - Es un consumo activo y exigente.

 

También hay que señalar la importante interrelación entre las condiciones de vida y las experiencias juveniles, una interacción en el doble oído: las condiciones de vida favorecen unas determinadas experiencias y las experiencias juveniles modifican las condiciones de vida. Ambas cuestiones influyen decisivamente en la definición de los problemas sociales.