Clasificación de la especie y estado actual de la pesquería a las Islas Baleares

 

Antes del año 1998, sólo había una especie de cranca, denominada científicamente Maja squinado. Pero aquel año, y en base a características morfológicas, el Dr. Neumann, zoólogo, separó la especie original en 2 especies diferentes, Maja squinado y Maja brachydactyla, separación que, mediante técnicas genéticas, posteriormente se verificó. Las dos especies, morfológicamente muy parecidas, están presentes en las costas españolas: nuestra "cranca" ("cabra" en Catalunya, "araignée de mer" en Francia, "crancevola" a Italia), que conserva el nombre de Maja squinado, es endémica del Mediterráneo y la "centolla" o "centollo" Maja brachydactyla, es de distribución atlántica. La "centolla" (M. brachydactyla) es objeto de una intensa explotación pesquera en el Atlántico noreste, especialmente en las costas gallegas, dónde hay signos claros de sobreexplotación, aunque todavía se puede considerar abundante. Esta es la especie que se encuentra a los mercados de las Islas Baleares, importada de las costas del Atlántico nororiental.

Con respecto a la "cranca" Mediterránea, M. squinado, tradicionalmente y, hasta hace unos 40 años, fue una especie consumida por las poblaciones del litoral y por la gente del mar, aunque nunca fue una especie de gran interés comercial. Muy abundante en las zonas de costa rocosa, Islas Baleares incluidas, a partir de los años 70 del siglo XX, y a raíz de los cambios tecnológicos en la pesca artesanal (en particular la introducción de las redes de nilón) sufrió una sobrepesca tan intensa que, en la actualidad, se puede considerar una especie en situación crítica en todo el litoral mediterráneo español.

A pesar de que hace más de 20 años que la situación de las poblaciones de cranca mediterránea es alarmante, la situación se ha convertido en crítica desde la separación de la especie original en dos especies diferentes, puesto que no es posible recurrir a la repoblación de la costa mediterránea española a partir de reproductores atlánticos. Actualmente, las últimas zonas mediterráneas dónde todavía hay una presencia regular de "cranques" en los mercados son el norte del Adriático, las aguas de Córcega y la costa del Magreb (Marruecos, Argelia), aun cuando aquí no se descarta que se traten de ejemplares de M. brachydactyla.

En las Islas Baleares, la situación es muy mala, pero con diferencias geográficas: en Mallorca y Menorca tan sólo se conoce la captura de algún ejemplar aislado en los años 80 y no hay constancia de ninguna captura con posterioridad al año 1989, cuando en décadas anteriores las capturas eran abundantes en determinadas zonas, como en Cabrera; En cambio, en Ibiza y en Formentera hay constancia de forma no oficial de capturas regulares, año tras año, de un cierto número de "cranques", señal de que allá todavía queda un reducto poblacional de la especie. Todos estos datos indican que la presencia de la especie en las Islas Baleares está próxima a la extinción y en estos momentos podemos considerar a la "cranca" extinta en Mallorca y Menorca y en peligro crítico de extinción en las Pitiusas. Debemos tener en cuenta, además, que las estadísticas pesqueras de las Islas Baleares no son fiables en referencia a las capturas anuales de "cranca", porque bajo esta denominación también se registran, desde los años 80, en las estadísticas oficiales la especie Paromola cuvieri, "cranca de fonera", o "cabra" (en Menorca), un cangrejo de grandes dimensiones que vive en zonas muy profundas (de 400 hasta 1.100m) y que normalmente se captura con redes de arrastre y que parece que es bastante frecuente en las Baleares. Hace décadas, esta "cranca" era normalmente objeto de descarte y no llegaba a lonja pero, desde entonces, se comercializan algunos ejemplares y se puede encontrar habitualmente en los mercado de pescado. No sabemos en qué momento de la serie histórica de la pesquería se produjo la translación del nombre, pero lo que sí sabemos es que este crustáceo no se parece  en nada a la "cranca", no vive en el  mismo hábitat y tiene un tamaño de caparazón de unos 23 cm con una envergadura de patas hasta 90cm.

En cuanto a la desaparición de la cranca en las Baleares, y sin descartar la contribución de cambios ecológicos desconocidos, probablemente ésta se debió al fuerte incremento del esfuerzo en la pesquería de langosta con trasmallo en los años 70 y 80 y a la acción incontrolada, en la misma época, de la pesca submarina. Esta rarificación de la especie ha sido un común denominador en muchas otras localidades mediterráneas, hasta el punto de que la Convención de Berna, relativa a la conservación de la vida salvaje y del medio natural, abierta a la firma el 19 de septiembre de 1979 y ratificada por la UE en Estrasburgo en 1997, establece a la especie Maja squinado en el Mediterráneo como especie de fauna protegida.

La intención de esta campaña es conocer, de la manera más precisa posible, el estado real de la población de la "cranca" en las aguas de las Islas Baleares.