...
28/02/2019
DISCURSO DÍA DE LAS ILLES BALEARS 2019
DISCURSO DÍA DE LAS ILLES BALEARS 2019
Buenas noches y gracias por estar aquí.
 
A todos. Porque todos, sin excepción, sois el músculo y el genio de la sociedad fuerte y de progreso que estamos construyendo juntos.
 
Sois el reflejo brillante de la historia admirable de unas islas que van siempre a la vanguardia. Una sociedad visionaria, valiente y decidida que, en su día, fue capaz de unir talento y capacidad de trabajo para construir este impresionante espacio que hoy nos acoge. Hace casi 600 años, la gente de estas islas empezó a poner los fundamentos de este majestuoso edificio. La Llotja nació como punto de encuentro y comercio, un lugar de intercambio y conocimiento donde hervían ideas y proyectos. Y eso ha sido durando estos siglos: un monumento al espíritu de estas islas, a la amplitud de miras, a la capacidad integradora y a la pasión por el mestizaje cultural de un Mediterráneo que llevamos en el alma.
 
Esta es la riqueza y la belleza de esta Llotja y de toda nuestra sociedad, digna heredera de un pasado brillante que, a veces, olvidamos, pero que despunta cada día en nuestros hechos, en cada consecución individual y en cada éxito colectivo.
 
Lo hace en momentos de urgencia, en días como aquellos en los que, unidos en el dolor y en la reacción, respondimos con toda la fuerza de la sociedad a los estragos de la naturaleza, desatada sobre el Levante mallorquín. La pesadilla nos recordó lo mejor que somos. Nos mostró a una sociedad generosa en el esfuerzo, determinada en la respuesta, unida en las soluciones y los sentimientos.
 
Como compartimos todos el dolor por las 13 personas que perdieron la vida en esta tragedia y que han dejado un vacío irreparable en sus familiares y amigos. Y nos identificamos con toda la gente que contempló delante suyo como era arrasado su hogar, lugares llenos de recuerdos y bienes preciados.
 
Pero de los momentos más fríos y oscuros salimos con el calor de todos. Unidos y más fuertes. Demostrando que en estas islas somos de verdad la familia unida que apoyó a Sant Llorenç, Artà, Manacor, Capdepera y Son Servera. La misma que sabe cuándo debe discrepar para enriquecernos en visiones diferentes y cuándo debe actuar como si fuera un solo cuerpo.
 
Hoy celebramos todos estos valores, ejemplarizados y premiados con el mayor de los reconocimientos que puede otorgar esta tierra: la Medalla de Oro a todos y cada uno de los que unieron energía y tenacidad en la respuesta solidaria a la tragedia. Gracias por hacerlo. Gracias a todos los que mostrasteis una vez más nuestra mejor cara: la del compromiso con unas islas mejores.
 
Por eso hoy estoy orgullosa y profundamente emocionada. Es imposible no estarlo. Viendo lo que somos, lo que entre todos conseguimos, sé que el futuro es nuestro.
 
Sé que esta sociedad seguirá avanzando con valentía para extender los derechos de todos. Que seguiremos alimentando nuestras libertades, luchando para que nadie quede nunca atrás. Que responderemos a cada desafío, a cada momento de sufrimiento, a cada tragedia individual con las oportunidades para todos que dan las soluciones colectivas.
 
Hoy celebramos todas las maneras de ser balear. Hoy celebramos lo que significa ser mallorquín, menorquín, ibicenco y formenterense. Y celebramos el compromiso que nos hace unir esfuerzos, ideas y visiones para ser mucho más que eso. Juntos somos mucho más que la suma de las ilusiones del 1.119.000 de ciudadanas y ciudadanos de estas islas.
 
El conjunto de lo que somos está en cada uno de nosotros. Grandes gestos como los que hoy premiamos nacen de todos vosotros, sí, pero son sobre todo vuestros esfuerzos cotidianos los que nos impulsan desde el inconformismo y el trabajo incansable para el progreso común.
 
Pienso en la dedicación y generosidad de los millares de madres y padres que cada día corren para compaginar su trabajo con la educación de sus hijos y todavía encuentran tiempo para implicarse en unas escuelas que vuelven a ser de todos. Entre todos forjamos los ciudadanos y ciudadanas plurales que guiarán nuestros pasos durante las próximas generaciones.
 
Pienso en los jóvenes que no se rinden. En estos mismos jóvenes que no se rindieron cuando la crisis les privó de oportunidades y ahora, cuando la sociedad se esfuerza para abrirles las puertas, aprovechan cada opción y nos iluminan a todos con una visión del mundo llena de valores. Valores como la generosidad y la ética que también demostraron en Sant Llorenç. Nadie se atreverá nunca más a decir que no se implican.
 
Pienso también en nuestras personas mayores. Han vivido los momentos más duros de nuestras últimas décadas y supieron afrontarlos y construir esta sociedad de bienestar compartido. Una sociedad a la cual piden, con toda justicia, que les reconozca el esfuerzo con afecto, con una vida mejor, con la entrega que ellas mismos demostraron. Suyo es el derecho, nuestra es la responsabilidad de mejorar sus pensiones, de reforzar la red social que los atiende, de eliminar castigos como aquel copago farmacéutico que nunca tendría que haber existido y que ahora vuelve a ser historia.
 
Pienso en las mujeres. En esta mitad de la población que nunca ha negado un esfuerzo, una mano, un gesto afectuoso, el calor de todo lo que tienen. Pienso en ellas cada vez que nuestra realidad muestra su injusticia hacia ellas. Porque en esta sociedad de luces, esta es una de las grandes sombras. Y por eso tiene que ser siempre la prioridad de todos. Merecen protección contra toda violencia. Merecen los mismos sueldos, los mismos derechos, las mismas oportunidades. Merecen que les devolvamos con hechos la generosidad incondicional que despliegan. Y lo hacemos. Y lo haremos: no sólo cada 8 de marzo, sino cada día, porque la igualdad de oportunidades y derechos es la base de lo que somos.
 
Pienso también en algunos de los testigos que hemos visto al principio. Son de esta mitad de ciudadanas y ciudadanos de estas islas que no han nacido aquí, pero que aman lo que somos, porque sienten que también forman parte ello. Lo sienten con pasión y amor por la tierra que en muchos casos ha visto nacer a sus hijos e hijas, una comunidad a la cual contribuyen siempre, superando incluso la incomprensión y la estrechez de miras de los quien, todavía a estas alturas, les miran con recelo. Como decía una de las voces del vídeo, amar a nuestra sociedad es quererla plural y diversa, y vivirla como propia.
 
Y pienso, por descontado, en aquellos que todavía sufren. Muchos. Demasiados. Porque sean más o sean menos, siempre serán demasiados para esta sociedad inconformista, solidaria y decidida que somos.
 
Pienso en todos los que cada día sufren dificultades por encontrar una vivienda o pagar la que tienen. Pienso en todos los esfuerzos que hemos hecho y sé que tenemos que perseverar, porque no son suficientes. No lo serán hasta que esta sociedad garantice a todos el derecho básico a tener un hogar para los suyos.
 
Porque es cierto que la recuperación de los últimos años está llegando a muchos en forma de mejores salarios y mejores servicios públicos, pero estaríamos muy por debajo de lo que somos como sociedad si no asumiéramos como responsabilidad común el objetivo de que nuestras islas sean justas y prósperas para todas y para todos. Sin excepción.
 
Y lo serán. En esta Llotja en la cual siete siglos de historia nos observan, vemos un presente que nos augura el mejor de los futuros. El genio del maestro Sagrera y la visión colectiva de los que pusieron cada piedra de este templo de convivencia reverberan en cada arco de esta estructura y laten con fuerza en cada uno de los premiados de hoy.
 
La solidez racional y la calidez intelectual del padre Massot nos confirman como dignos herederos del mismo Ramon Llull, que da nombre a nuestras distinciones a la excelencia en el compromiso. Massot nos impulsa con su ejemplo a buscar lo mejor de cada uno para ponerlo al servicio de todos. Esta tiene que ser siempre nuestra aspiración como sociedad.
 
Y estamos a la altura. Somos la sociedad de todos los premiados. En su espejo vemos el reflejo de lo mejor que somos. Sois el camino a seguir. Las Illes Balears que hoy celebramos son el remolino genial y polifacético de Rossy de Palma. La creatividad que alimenta los paladares más exigentes desde la gastronomía de talla mundial de Maca de Castro.
 
Somos el patrimonio cultural y la estima a nuestras raíces que divulga Catalina Cantarellas. La modernidad desde la tradición con la cual la sensibilidad del maestro Enric Majoral corta la joya que somos: una sociedad de futuro que hace del servicio de todos una forma de vida. Lo ejemplariza también a la perfección el doctor Llobera desde su día a día en la sanidad pública, desde su caudal investigador y la generosidad docente que despliega en la Facultad de Medicina que está contribuyendo a impulsar.
 
Somos las voces que une el Cor Ciutat d’Eivissa, una melodía que lleva por toda Europa el sonido de nuestra cultura.
 
Somos los valores de esfuerzo conjunto de la Cooperativa Sant Bartomeu de Sóller, la primera de las Illes Balears, que durante más de un siglo ha demostrado que colaborando somos mejores.
 
Somos el pasado, el presente y el futuro de empresas familiares referentes, como la menorquina Náutica Reynés, en la cual tres generaciones de visión y dedicación han pasado de modernizar el campo con sus máquinas a conquistar el mar con su tecnología y su diseño.
 
Somos valores inmortales como los que proyectan el deporte y la cultura. Los valores que hizo suyos esta escuela de ciudadanos que ha convertido el balonmano del Puig d'en Valls de Ibiza en mucho más que la mejor cantera de jugadoras: sois el espejo en el cual se miran miles de niñas de nuestras islas, que hoy saben que la igualdad no admite tópicos y las oportunidades tienen que estar siempre al alcance de todas.
 
Una pasión por la justicia social y la igualdad que también está detrás del Teatre Infantil Sant Miquel, de Ciutadella. Vuestro proyecto vertebra la sociedad desde la calle, desde la convicción de los que tenéis claro que educar es comprometerse, transformando el escenario en una escuela de ilusiones que hace de vuestro teatro un referente en Menorca y un ejemplo para todas las Illes.
 
Cada uno de vosotros nos recuerda lo que tenemos que ser. Somos compromiso. Somos ética. Somos una comunidad de éxito porque somos una comunidad con valores. Somos la sociedad que nunca desfallece, ni en la catástrofe de Sant Llorenç, ni en la tragedia humana intolerable de los que encuentran la muerte en el mar cuando huyen de la guerra, la pobreza y el conflicto.
 
Somos la sociedad que admira a los voluntarios de Proactiva Open Arms y Proem-Aid. Ellos salvan vidas, luchando demasiadas veces en solitario y sin recursos contra la incomprensión de los que todavía prefieren mirar hacia otro lado por no ver el cementerio en el que se ha convertido este Mediterráneo nuestro. Vivimos cerca de un mar que fue cuna de la civilización y corazón de una humanidad que nunca tendría que olvidar el valor de la vida.
 
Vuestra lucha incansable contra la resignación y vuestra tenacidad ante la tragedia en el mar están detrás de las mejores consecuciones del ser humano. Sois el grito de la humanidad frente al silencio de la indiferencia. Sois la convivencia, la valentía, la generosidad. Sois nuestro modelo ético. No desfallezcáis.
 
Juntos hemos demostrado que en un territorio pequeño cabe un corazón inmenso. Un corazón que hacemos latir entre todos y que hace que nos reconozcamos en nuestra diversidad. También en el diálogo entre diferentes que nos hace crecer cada generación, el mismo espíritu de convivencia que nos llevó a aprobar con el consenso de todos una Ley de Fosas que nos reconcilia con nuestra memoria.
 
Como también estamos orgullosos de la cultura propia de unas islas que lloran la pérdida de figuras de la calidad humana e intelectual de Aina Moll. Una mujer culta, sensible, avanzada a su tiempo, que vivirá para siempre entre nosotros como una de las voces que nos enseñó a defender lo que somos. A amar nuestra lengua y a convertirla en fuente de integración de unas islas ‑Menorca, Mallorca, Ibiza y Formentera‑ que es «cadascuna un món en sí mateixa», como decía Aina, pero todas unidas por una identidad cultural común.
 
En estos tiempos en los que algunos parecen avergonzarse de los consensos que durante décadas han fortalecido nuestro proyecto común, esta sociedad ilustrada y creativa defiende su cultura y se enorgullece de abrir los brazos a los que llegan para enriquecerla y hacerla suya.
 
En estos tiempos convulsos, en los que la crispación amenaza por todas partes la convivencia democrática, en las Illes Balears hemos sabido preservar espacios de colaboración y diálogo leal. Y eso nos ha permitido avanzar en cuestiones como la compensación de las desventajas de la insularidad o el abaratamiento de los vuelos para los residentes.
 
Hoy mismo hemos asistido en el Congreso de los Diputados a la aprobación de un nuevo Régimen Especial que mejorará la vida de nuestros ciudadanos, un éxito conseguido gracias a todos y que pertenece a todos. Un éxito que nos anima a seguir unidos para reforzarlo y convertirlo en una fuente de bienestar compartido. Desde aquí os animo a todos a seguir trabajando juntos por aquello que más nos importa: mejorar la vida de los ciudadanos y ciudadanas de esta tierra.
 
A aquellos que, en cambio, quieren enfrentarnos, les quiero decir que no lo conseguirán, porque nunca tendremos miedo a ser como somos. A ser formenterenses, menorquines, ibicencos y mallorquines y a hermanarnos como ciudadanos y ciudadanas de las Illes Balears. A defender con orgullo nuestros vínculos con el resto de España y nuestra vocación universal. A cultivar la riqueza diversa de las islas que nos legan nuestros predecesores.
 
Hace casi 90 años, Llorenç Villalonga escribió que «més fácil que odiar és transigir». Tolerar y conocernos. Convivir en los puntos de encuentro. Y nosotros lo hacemos. Porque amamos estas islas.
 
Amar a nuestra sociedad es quererla plural y libre. Abierta y viva. Amar a nuestra sociedad nos obliga a plantar cara a la discriminación y a no dar ningún paso atrás para defender que en nuestro futuro no hay lugar para el racismo ni para aquellos que todavía hoy quieren relegar a las mujeres a la condición de ciudadanas de segunda. No hay lugar para la estrechez de miras de los que aún no consideran la orientación sexual una libertad.
 
En nuestro futuro hay esperanza, diálogo y oportunidades. Hay un presente de trabajadores que mejoran sus salarios y nos tienen a todos a su lado para garantizar un futuro sin precariedad. Hay un presente de apoyo a los empresarios que nos impulsan siempre por la senda de la modernidad y el éxito.
 
Nuestra sociedad progresa unida en una economía que ha creado más de 65.000 puestos de trabajo en los últimos años y está decidida a no dar ningún paso atrás hasta que todos tengan su oportunidad de realizarse y prosperar.
 
Nuestra sociedad avanza con una educación que ha recuperado la paz en la escuela y está decidida a no dar un paso atrás hasta conseguir la excelencia educativa que merecen nuestros hijos.
 
Aceleramos hacia un horizonte de aires limpios, de respecto a nuestro entorno, de cuidado de un medio ambiente que todavía conserva la belleza del paraíso. Por eso, durante los próximos años no daremos un paso atrás en la lucha contra el cambio climático y la contaminación. Sólo así alcanzaremos las islas amables que queremos, unas islas que invierten decididamente en movilidad pública porque saben que el único futuro posible es sostenible.
 
Nuestra sociedad, que se fortalece dando apoyo, empleo y protección a todas las mujeres maltratadas, no dará un paso atrás hasta que eliminemos para siempre de esta tierra esta barbarie intolerable.
 
Hace falta que sigamos avanzando juntos hacia un futuro en el que todos los jubilados tengan pensiones dignas después de una vida de esfuerzo, partiendo desde un presente de compromiso con ellos. Un presente en el cual ya estamos impulsando mejoras de servicios públicos para atender las enfermedades crónicas y las necesidades de una población cada vez más mayor, y cada vez más decidida a disfrutar de la vejez plena que todos merecemos.

Hace falta que sigamos avanzando juntos hacia un futuro de crecimiento para todos, de derechos universales y de justicia social.

Hace falta que sigamos trabajando juntos por un futuro de igualdad en los salarios, la conciliación y las oportunidades.

Un futuro de fortalecimiento constante de nuestra sanidad, la seguridad que tenemos todos en los momentos más duros.

Un futuro de innovación e investigación, nuestra garantía de liderazgo también en el siglo XXI.

Señoras y señores,

Desde este presente de solidaridad incuestionable, de valentía y de talento, que hoy homenajeamos, andemos juntos hacia un futuro de cohesión en la diversidad, que nos enseña que hay muchas maneras de ser de estas islas. Y hoy las celebramos todas.

Muchas gracias.
 
¡Feliz Día de las Illes Balears!